El escrito a continuación se elabora en atención al artículo 30 de la Ley 30 de 1992: “Es propio de las instituciones de educación la búsqueda de la verdad, el ejercicio libre y responsable de la crítica, de la cátedra y del aprendizaje de acuerdo con la presente Ley”

 

Llamado a la participación de todos los profesores a repensar la Ley de Educación y la Universidad

 

Hoy, cuando el paro decretado por los estudiantes a nivel nacional se ha levantado, debemos los profesores de la Universidad Tecnológica iniciar la elaboración de una propuesta alternativa a la vigente Ley de Educación (Ley 30 de 1992), que recoja las consideraciones de financiación estatal garantizada, de autonomía académica, de compromiso con la sostenibilidad social y la soberanía productiva, de calidad científica, ética y tecnológica, y de pertinencia científica.

 

Quisiera invitar a todos los profesores de la Universidad a debatir en las salas de profesores sobre el posible articulado de la reforma que construiremos y propondremos. Para esto podremos iniciar con el análisis crítico de las diferentes opiniones y declaraciones relacionadas con la propuesta recientemente retirada por el gobierno; es mucho el material producido en las diferentes universidades y en todos ellos hay elementos para rescatar; muchas ideas también se han ventilado aquí mismo en la Universidad Tecnológica. Un documento muy importante es el recientemente publicado por el Maestro Ernesto Córdoba de la Universidad Nacional, el Doctor Córdoba.

 

Propondría que, durante el mismo proceso de reflexión de la reforma a la Ley de Educación actual, en aras de construir una ética colectiva de la responsabilidad que tenemos como empleados públicos aquí en la Universidad Tecnológica de Pereira, empecemos por poner en el centro del debate la dupla Autonomía-Calidad, reflexionar desde la calidad de la convivencia misma en la Universidad, de esta Universidad en la que sólo nos identificamos dentro de unos edificios y no reconocemos a los de los otros bloques. Podemos invitar a la actual administración académica a que hoy mismo asuma una actitud diferente, que piense en la gente que “habita” la Universidad, que la consulte a toda y sin discriminación, sin acomodamientos, que tome conciencia de que el desarrollo de la sociedad va de la mano con la educación, que adquiera el sentido de pertenencia de lo público para construir el proyecto de Nación Sostenible, porque es el futuro el que están poniendo en juego, el futuro de los jóvenes que nos han despertado, lo que no les pertenece y no pueden rifar.

 

Probablemente quepa preguntarse si hace falta un re-pensamiento de las normativas que se ha dado la Universidad en uso de su Autonomía, consultar a toda la comunidad universitaria sobre la vigencia, por ejemplo del actual Estatuto General de la UTP de cara al ASEGURAMIENTO DE LA CALIDAD ADMINISTRATIVA ACADÉMICA de la Universidad. Seguramente deba procurarse una movilización social dentro de la Universidad para lograr que las reglas de funcionamiento del gobierno universitario vayan en la misma vía con las reglas de trabajo de la actividad académica, lo cual implica que como principio determinante deben existir criterios de orden meritocrático; estos, al menos en teoría, deben constituirse en criterios académicos para el nombramiento y la selección de las directivas del siglo 21 (el Departamento de Planeación de la Universidad tiene una valiosa experiencia en la organización de procesos de movilización social y podrían ayudar mucho en la conducción de una actividad de este tipo dentro de la Universidad, podemos invitar formalmente a este Departamento a que oriente la realización de la consulta y del proceso en general).

 

Las universidades están llamadas a moldear nuevas expresiones de cultura, economía y política en la sociedad, pero principalmente están destinadas al papel de la enseñanza. En la actualidad la educación colombiana tiene como reto generar transformaciones en una sociedad globalizada, excluyente, en uno de los países más desiguales del mundo (Colombia es el país más desigual de América Latina y el cuarto en el mundo, según la revista Semana del 12 Marzo 2011). Esto nos toca directamente a nosotros los docentes de la UTP.

 

La Universidad Tecnológica de Pereira tiene hoy más que nunca una gran masa pensante, mejor calificada que nunca. Por esto mismo quisiera invitar a todos los compañeros que han participado de diferentes maneras en las asambleas de profesores, y a los que no han podido asistir a las asambleas y a los que no gustan de las asambleas pero sienten que la educación es lo que nos hace trabajar, soñar, producir y transformar conocimiento experimental y teórico, a que contribuyan con sus ideas a la elaboración de nuestra propuesta de Ley de Educación y al repensar interno de la Universidad Tecnológica.

 

Quisiera llamar también a todos los trabajadores administrativos de la Universidad, a los empleados de nómina y a los temporales, a los egresados, a los padres de familia, a que participen en todas las actividades que se desarrollarán para la creación de la propuesta y para el interiorización y re-pensamiento de la Universidad. La región y el País lo merecen.

 

Finalmente quisiera compartir unas declaraciones del profesor Leopoldo Múnera Ruiz, Profesor de la Facultad de Derecho, Ciencias Política y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, quien  hacía énfasis en el principio de meritocracia y democracia académica con relación al gobierno universitario: 

“La comunidad académica se rige por un principio meritocrático que, si se llega a desconocer, desvirtúa la comunidad académica. Por consiguiente, el gobierno universitario y la democracia universitaria hay que pensarlas dentro de los marcos de la meritocracia. De lo contrario, se entra en una lógica de democracia simple, en la cual cualquiera podría ser rector, profesor o estudiante de la Universidad”. En su concepto, la meritocracia sucede parcialmente en las universidades públicas colombianas: “Lo que ocurre es que la democracia no se está pensando. La meritocracia existe en la medida en que se exigen unos requisitos mínimos para ser decano o rector, y eso se tiene en cuenta para el nombramiento, pero la democracia aún es muy frágil”.


“Este tipo de democracia no tiene como fundamento un debate cualificado académico. Elegir simplemente a las autoridades cada dos o cuatro años hace que la comunidad se vuelva absolutamente irresponsable. Es necesario que la comunidad esté deliberando sobre el futuro de la universidad y pueda escoger a las autoridades que considere más pertinentes en un proceso de construcción colectiva. El problema es que las directivas de turno no confían en el poder de decisión de la comunidad universitaria”.

 

Información enviada por: 

Carlos Alberto Romero
Profesor Escuela de Tecnología Mecánica
Universidad Tecnológica de Pereira