A sus 18 años, María José Florez no solo ha tejido flores con hilos de colores, también ha tejido su vida con fuerza, amor y propósito. Estudiante de primer semestre del programa de Tecnología Industrial, adscrito a la Facultad de Tecnología de la Universidad Tecnológica de Pereira, su historia refleja cómo la adversidad puede convertirse en impulso y cómo el emprendimiento puede ser también una forma de sanar.
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