La Universidad Tecnológica de Pereira es un lugar que ha sido testigo de miles de historias inspiradoras. Una de ellas es la de Alberto Antonio Berón Ospina, un académico pereirano comprometido con la educación, la cultura y la memoria histórica de Risaralda. Hoy, desde la ASEUTP, continúa aportando y manifestando su convicción sobre el papel de la universidad pública y de sus egresados.

Nacido y criado en el barrio San José de Pereira, a una cuadra de la iglesia del sector, Alberto Antonio Berón Ospina ha construido una vida marcada por la vocación educativa heredada de su familia. Hijo de maestras y formado inicialmente por su propia madre, cursó sus primeros años de primaria bajo su guía antes de continuar su formación en la escuela pública. Su bachillerato lo realizó en diferentes lugares, una parte en el Colegio Salesiano San Juan Bosco y posteriormente en la Fundación Liceo de Pereira, institución que hoy ya no existe pero que recuerda con profundo cariño.

En su adolescencia fue un líder cultural que dirigió las páginas juveniles del Diario de la «Tarde de Pereira», dinamizó un cineclub y lideró la creación del taller literario “Mitograma” en la Área Cultural del Banco de la República. Posteriormente estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Caldas.

Hace aproximadamente un año y medio participa como veedor en la Junta Directiva de la Asociación de Egresados de la Universidad Tecnológica de Pereira, rol que consiste en ejercer miradas de observación sobre los procesos que se realizan allí.

Ha sido docente en diversas universidades de Pereira, en su momento lo fue en la Universidad Católica de Pereira, la Universidad Libre y, desde la década de los noventa, una participación activa en la vida cultural de la ciudad. Durante varios años dirigió el semanario cultural Las Artes del Diario del Otún. Más adelante cursó una Maestría en Comunicación en una de las primeras cohortes de posgrados ofrecidas por la Universidad Tecnológica de Pereira, donde se cautivó por los estudios de ciudad, cultura y urbanidad. Tiempo después llegó a ser docente del posgrado en Gestión Cultural, desarrollado en alianza con la Universidad del Rosario.

En 1999 publicó su libro «Paisaje Urbano del Siglo X Amanece», resultado de una convocatoria de escritores pereiranos promovida por la Secretaría de Cultura de Pereira. Años después, ya vinculado a la UTP como profesor de planta de la Escuela de Ciencias Sociales de la Facultad de Educación, publicó «Walter Benjamin, pensador de la ciudad: usos y recepciones en América Latina», una obra que consolidó su línea investigativa sobre ciudad, pensamiento crítico y memoria.

Gracias al apoyo de la Universidad Tecnológica de Pereira, realizó un doctorado en Historia de América Latina en la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla, y estudios doctorales simultáneos en la «UNED» de Madrid. Fue becario de la Fundación Carolina y realizó una estancia doctoral en el Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones en Ciencias Sociales. Durante dicho periodo surgió su interés por los estudios de memoria, lo que lo llevó a fundar un semillero que hoy es consolidado como el Grupo de Investigación «Filosofía y Memoria», reconocido por la Vicerrectoría de Investigaciones de la UTP.

En 2013, junto con la antigua Colciencias, lideró un importante proyecto de investigación en el municipio de Quinchía para develar las causas y consecuencias de la captura masiva ocurrida en 2003. Desde entonces ha mantenido una relación constante con el occidente de Risaralda, trabajando junto a las comunidades para reconstruir memoria y procesos sociales. Fruto de este trabajo se publicó en 2021 el libro «Entre cerros y montañas: memorias de resistencia en Quinchía, Colombia» en alianza entre la UTP, la Universidad Javeriana y el Instituto Colombo-Alemán para la Paz (CAPAZ).

Actualmente concluyó una nueva investigación dedicada a la reconstrucción histórica de los usuarios campesinos del occidente de Risaralda entre 1967 y 1980. Además, se desempeña como coordinador académico del Centro «CLACSO» en la Universidad Tecnológica de Pereira, desde donde continúa impulsando el pensamiento crítico latinoamericano.

Finalmente añade: «Estoy convencido del papel de la universidad pública de la contribución que hace y pienso que la Asociación de Egresados es un lugar para cumplir también una de las responsabilidades con los egresados que tienen sensibilidad por lo filosófico, por lo social y por lo comunitario», y extiende una invitación para que los egresados se asocien y no pierdan su vinculo con el alma mater.