La Facultad de Mecánica Aplicada reconoce la trayectoria del profesor Gabriel Calle Trujillo, quien dedicó su vida académica y profesional al servicio de la Universidad Tecnológica de Pereira y deja tras de sí un legado invaluable en la formación de generaciones de ingenieros.



Nacido en Pereira, el profesor Calle siempre tuvo una relación cercana con el campus universitario. Desde niño, los terrenos de la universidad fueron escenario de sus juegos y, con el paso del tiempo, se convirtieron en el lugar donde cimentaría su vida profesional. En 1980 cursó un semestre en el programa de Ingeniería Mecánica y, tras obtener una beca que lo llevó a continuar estudios en otro lugar, retornó en 1987 para orientar clases. Posteriormente, tras adelantar su formación doctoral, se vinculó definitivamente como profesor de planta en 1997, luego de ganar concurso docente. Desde entonces, permaneció vinculado a la institución hasta el momento de su jubilación.
Su trayectoria dentro de la Facultad de Mecánica Aplicada estuvo marcada por momentos decisivos que definieron su camino como educador. Uno de los más significativos fue su primera experiencia orientando clases en la Maestría de Sistemas Automáticos de Producción, enfrentándose al desafío de enseñar a un grupo en el que incluso había antiguos compañeros de docencia. Ese episodio lo marcó profundamente, pues comprendió la exigencia que implicaba la cátedra universitaria y la responsabilidad que conllevaba acompañar la formación de estudiantes de alto nivel.
Aunque siempre confesó que orientar clase le exigía gran concentración y preparación, el profesor Calle asumió cada curso con disciplina y compromiso. Sobre este aspecto señaló: “Para mí la clase era un trabajo que exigía mucho de mí, que exigía mucha concentración. Las clases tienen momentos más agradables cuando uno se encuentra haciendo otro tipo de trabajos con los alumnos. Es más agradable y es un método más efectivo de enseñanza.”
El orgullo más grande de su carrera fue haber contribuido al fortalecimiento de uno de los laboratorios de la Facultad, al que llevó a un nivel destacado dentro de la región y que se convirtió en un espacio de referencia para la interacción con el sector productivo. A ello se suma la satisfacción de haber acompañado a una nueva generación de profesores de la Facultad de Mecánica, muchos de los cuales fueron en su momento sus estudiantes de pregrado, maestría o doctorado.
Su visión como educador siempre estuvo orientada a transmitir valores más allá de lo técnico y lo disciplinar. En sus palabras: “Lo importante no es transmitir información, porque la información cada vez es más grande. Lo importante es enseñar a buscarla, a interpretarla, a aplicarla. Ese es el papel del docente.” Como ingeniero que vivió de cerca la transición hacia el uso del computador, de los lenguajes de programación, del CAD y de los sistemas de simulación, comprendió que la docencia debía abrir el camino hacia la innovación y preparar a los jóvenes para enfrentar los retos de la ingeniería contemporánea.
A lo largo de los años fue testigo de la evolución de la Facultad de Mecánica Aplicada, desde sus primeros pasos como una pequeña unidad académica que apenas se consolidaba, hasta convertirse en una facultad robusta, con múltiples programas y un campo de acción amplio que abarca desde la Ingeniería Mecánica hasta la Ingeniería Civil y otras áreas emergentes. En ese proceso, el profesor Calle se sintió orgulloso de haber aportado, junto a sus colegas, a la consolidación institucional y al crecimiento de la facultad.
En lo personal, la universidad representó para él mucho más que un espacio de trabajo. Fue el lugar que le brindó estabilidad y le permitió construir un hogar, formar a sus hijos y proyectar una vida digna. Tras haber trabajado en escenarios difíciles en zonas de conflicto del país, el ingreso a la Universidad Tecnológica de Pereira le ofreció la tranquilidad y la seguridad que necesitaba para dedicarse de lleno a su vocación docente.
Para Gabriel Calle, el mayor reconocimiento se refleja en el encuentro con sus ex alumnos convertidos en profesionales. Al respecto señaló: “Eso es muy agradable, es un sentimiento diríamos, no sé si es la palabra correcta, filial, como de padre a hijo, como de ver un hijo ya solo que se puede sostener, que se puede mantener, que hizo su proyecto y que lo está realizando.”
Su mensaje final hacia la universidad y hacia sus colegas es un agradecimiento profundo. Reconoce en la Facultad de Mecánica Aplicada un espacio de amistad, de trabajo conjunto y de crecimiento colectivo, donde varios de sus compañeros se convirtieron en amigos de vida: “Mis compañeros de la facultad fueron personas con las que fuimos creciendo juntos. Muchos se convirtieron en amigos de vida y en amigos del alma.”
De la universidad, resalta su papel esencial como institución pública que promueve la movilidad social, abre oportunidades y cumple una misión invaluable para el país. Así lo expresó: “La universidad pública es indispensable y debe seguir dándole promoción social a las personas. Ese es su camino y por eso mi agradecimiento es a la Universidad Tecnológica como institución del Estado, que hace un trabajo bellísimo de promoción social.”