Ana María López Gutiérrez siempre sonríe. Es de esas personas que, al hablar, transmiten una mezcla de sabiduría, calidez y pasión por lo que hacen. Su historia en la Universidad Tecnológica de Pereira no es solo la de una docente, sino la de una mujer que ha sembrado conocimiento, afecto y compromiso en cada rincón por donde ha pasado.

Ingeniera agrónoma de formación, Ana María llegó a la UTP en 1999, en circunstancias que ella misma describe como particulares. Su primer empleo fue en un centro de investigación en Cali, donde aprendió técnicas especializadas que, años después, la llevarían a trabajar en el laboratorio de genética médica de la Facultad de Ciencias de la Salud. Allí estuvo cuatro años y medio, hasta que decidió volver a sus raíces: la agronomía.

Su regreso a la UTP se dio en 2004, esta vez en la Facultad de Ciencias Ambientales, donde se vinculó a un proyecto de investigación en el área de la guadua. Desde entonces, su trayectoria ha estado marcada por la docencia, la investigación y la gestión de proyectos. “He tenido todas las figuras contractuales que ofrece la universidad”, dice entre risas. Y es que su paso por la institución ha sido tan diverso como constante: catedrática, transitoria, contratista, investigadora y ahora docente de planta.

En 2022, tras concursar, se vinculó oficialmente a la Facultad de Ciencias Agrarias y Agroindustria, donde hoy coordina la Tecnología en Producción Agrícola Integrada, un programa que se desarrolla en Pueblo Rico. “Este programa me ha llegado al corazón”, afirma con emoción. Y no es para menos: allí trabaja con estudiantes adultos, muchos de ellos pertenecientes a minorías étnicas, para quienes el español es su segunda lengua. “El reto es que crean que pueden acceder a la educación superior”, explica.

Ana María no solo enseña, también produce. Se define como una agronóma productora, profundamente conectada con el campo y con las comunidades. Su trabajo con campesinos, su amor por la docencia y su compromiso con la educación rural la han llevado a sentirse plena y realizada. “La universidad ha sido mi segundo hogar”, dice con gratitud. “Aquí he crecido, me he formado, he tenido a mis hijos y he descubierto lo que me apasiona”.

Este año cumple 20 años como docente de la UTP, aunque su vínculo con la institución se extiende por casi tres décadas. Ha sido testigo de transformaciones, construcciones, generaciones de egresados y cambios institucionales. Pero hay algo que no cambia: su sonrisa, su vocación y su amor por enseñar.

Ana María López Gutiérrez es, sin duda, parte viva de la historia de la Universidad Tecnológica de Pereira. Una historia que sigue escribiéndose con cada clase, cada proyecto y cada estudiante que, al verla, también sonríe.

La historia de Ana María López Gutiérrez es también la historia de la Universidad Tecnológica de Pereira como un espacio donde florecen los sueños, el conocimiento y el compromiso social. La UTP no solo forma profesionales, sino que permite a los seres humanos desarrollar todas sus capacidades, descubrir sus pasiones y transformar su entorno. Es una institución que acompaña, impulsa y cree en el poder de la educación para construir un futuro más justo, sostenible y humano.