La historia de Dora Emilia Gómez, conocida cariñosamente como Dorita, es también la historia de compromiso, pasión y gratitud hacia la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), institución a la que ha dedicado buena parte de su vida laboral y personal. Su testimonio refleja cómo el entorno universitario puede transformarse en un verdadero hogar, un espacio de crecimiento, pertenencia y realización.






De una agencia de viajes al corazón de la universidad
Dorita trabajaba en una agencia de viajes que prestaba servicios a la UTP, donde mantenía contacto frecuente con María Cecilia, secretaria de rectoría en tiempos del rector Gabriel Jaime Cardona Orozco. Tras enfrentar dificultades de salud y la falta de apoyo en su entorno laboral, recurrió a su amiga en la universidad en busca de una nueva oportunidad.
La respuesta no se hizo esperar: recibió una orden de servicios firmada por Julio Ernesto Marulanda, jefe de personal y colaborador cercano del rector fundador Jorge Roa Martínez. Así comenzó su trayectoria en la universidad como secretaria del entonces Politécnico, hoy Facultad de Tecnologías, donde rápidamente se convirtió en pieza clave del funcionamiento académico.
Compromiso con la Facultad de Ciencias de la Salud
Una llamada inesperada de la vicerrectora académica Elizabeth Villamil cambió su rumbo profesional: fue invitada a asumir la secretaría de Ciencias Clínicas en el Hospital San Jorge. Con convicción, aceptó el reto, y desde entonces nunca se alejó de la Facultad de Medicina, hoy Facultad de Ciencias de la Salud.
Años más tarde, fue trasladada al Departamento de Ciencias Básicas, donde trabajó junto a reconocidos docentes como Carlos Alberto Isaza, Vicente Cediel, Patricia Granada, Wilson Pineda, Jairo Orbez y Samuel Eduardo Trujillo. Su eficiencia, espontaneidad y don de gentes le abrieron más de una puerta en la vida universitaria.
La Escafandra Teatro: su segunda vida en la UTP
Fue en medio de esa cotidianidad universitaria donde descubrió una pasión inesperada: el teatro. Durante un ensayo del grupo La Escafandra Teatro, dirigido por el doctor Julio César Sánchez, Dorita fue invitada a reemplazar temporalmente a una estudiante ausente. Lo que empezó como una colaboración puntual se transformó en una vocación.
“Hoy tengo que decir que este grupo de teatro es mi vida entera, porque estoy relacionada con gente muy joven. Yo puedo ser la abuelita de todos y me emociona”, expresa con entusiasmo.
Desde entonces, no ha faltado a un solo ensayo y ha sido parte fundamental en más de 20 obras montadas por el grupo. Su entrega ha sido reconocida con dos premios como mejor actriz, y ha compartido con La Escafandra importantes logros como mejor dirección, escenografía, música y puesta en escena.
Gratitud, pertenencia y juventud del alma
Hoy, ya jubilada, Dora Emilia Gómez solo dejará La Escafandra cuando se lo pidan. La universidad le ha brindado no solo estabilidad económica —como recuerda al hablar del subsidio que le permitió iniciar la compra de su casa— sino también una familia, amistades duraderas y una razón para sentirse joven.
“Me rasgo las vestiduras por la Universidad cuando alguien habla mal de ella. Fue mi primer hogar, mi segundo hogar, es mi casa”, afirma con profunda emoción. Y concluye con una frase que resume su vivencia: “La UTP me dio todo. Me hace sentir viva. No me pesan los 68 años que tengo.”
La historia de Dorita es testimonio vivo del impacto humano de la Universidad Tecnológica de Pereira, una institución que no solo forma profesionales, sino que también acoge, transforma y da sentido a quienes deciden construir allí su camino.