En la Universidad Tecnológica de Pereira, las historias de sus docentes a menudo reflejan caminos inesperados y llenos de desafíos. El profesor Carlos Alberto Isaza Mejía, es ejemplo de ello, pero además de constancia y pasión. Por tal razón se le otorgó el título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Biomédicas, por ser uno de los pilares fundamentales de la Facultad de Ciencias de la Salud. Este reconocimiento no solo exalta su trayectoria de más de 40 años como docente e investigador, sino también celebra el impacto profundo y duradero de su labor en la formación académica, investigativa y social.

Egresado de Medicina de la Universidad de Caldas, Carlos Isaza llegó a la UTP en agosto de 1980, cuando la Facultad de Ciencias de la Salud apenas daba sus primeros pasos “yo había terminado el año rural, pero me avisaron que aquí había una facultad de medicina nueva y que necesitaban un profesor de Farmacología. Me presenté, fui el único candidato y pasé”, relató con humildad y una sonrisa, recordando cómo comenzó su historia con la UTP. Un inicio un poco inesperado que marcó el comienzo de una trayectoria que ha dejado huella en la educación médica de la región.

Isaza, quien estuvo vinculado oficialmente hasta el año 2022, fue un pilar en la construcción de la facultad. Desde el principio, su vocación por la docencia y la investigación lo llevaron a destacarse. Fue director del departamento de Ciencias Básicas, lideró reformas curriculares esenciales y guió a sus colegas y estudiantes hacia un enfoque integral en la educación médica. En sus propias palabras “siempre me interesó la parte pedagógica, me interesó mucho la parte curricular y participé en todas las reformas que hubo en esta facultad, porque creía firmemente en la necesidad de un enfoque médico integral y humano”, dijo con franqueza al referirse a su camino y los desafíos que enfrentó en su camino.

Su pasión por la formación y la investigación lo llevó a realizar estudios de posgrado en Farmacología en México entre 1984 y 1987. Al regresar, creó y participó en el programa de doctorado en ciencias biomédicas; continuó con su cátedra, lideró y creó el Grupo de Investigación en Farmacogenética y la Revista Médica de Risaralda, convirtiéndose en el primer profesor pensionado en dirigir un grupo en la universidad, “la UTP no sabía qué hacer conmigo cuando me pensioné. Me ofrecieron un contrato para investigación, y yo seguí feliz, porque me interesaba conservar esa imagen de investigador”, compartió.

Además de su aporte a la docencia y la medicina, el doctor Carlos Alberto Isaza exploró nuevos horizontes en el ámbito empresarial. En 2012, junto con su esposa, quien es genetista, y un grupo de colegas, presentó un proyecto de medicina regenerativa basado en células madre. Este proyecto fue aprobado por Min Ciencias bajo una convocatoria que promovía la creación de empresas en el sector salud “vendimos bienes, conseguimos apoyo y utilizamos los recursos de la convocatoria para fundar un laboratorio… En 2014, ya teníamos una empresa funcionando, resultado de una investigación sólida y de nuestro esfuerzo como familia”, señala.

Al reflexionar sobre su extensa carrera, el profesor señala con humildad: “no sé si hice mucho o poco, pero di lo mejor de mí. Ver a mis estudiantes convertirse en médicos, investigadores y líderes me llena de orgullo. La UTP fue mi hogar por más de cuatro décadas, y este reconocimiento es el broche de oro a una vida dedicada a la educación y la ciencia”.

Hoy día, Isaza sigue siendo un referente tanto en la academia como en la investigación. Aunque su enfoque ha cambiado y su tiempo en la práctica médica se ha reducido, su legado como educador sigue vigente, “la academia no es sólo enseñar, es inspirar y dejar una huella que dure más allá de los años», concluye.

“Fueron más de cuatro décadas donde la universidad me lo dio todo: oportunidades, amistades y una vocación que me define como educador”, afirma. Carlos Alberto Isaza Mejía es, sin duda, un referente de dedicación y visión académica en la historia de la Universidad Tecnológica de Pereira, cuya labor seguirá inspirando a estudiantes, docentes e investigadores.