Los laboratorios de docencia de la Escuela de Química de la Facultad de Tecnología de la UTP se consolidan como espacios fundamentales para la formación integral de los estudiantes. Estos laboratorios, con más de cincuenta años de trayectoria, han sido testigos del avance y evolución de la educación en la institución, permitiendo a los estudiantes pasar de la teoría a la práctica de manera efectiva.
Carlos Humberto Montoya Navarrete, coordinador de los laboratorios, destaca la relevancia de estos espacios “los laboratorios de docencia de la Escuela de Química conformados por diferentes tipos de laboratorios prestan su servicio para la docencia, la investigación y en algunos momentos apoyan la extensión, pero principalmente están dirigidos hacia la docencia para atender los diferentes programas académicos de la Escuela de Química».
Construidos en la década de los años 70, estos laboratorios han sido adaptados y actualizados para responder a las necesidades actuales, “la parte física es importante, pero para nosotros lo más importante es la dotación y los equipos con los que contamos. La universidad dispone de una serie de elementos que son esenciales para el desarrollo de las prácticas académicas», explica Montoya.
En estos espacios se desarrollan cerca de 39 prácticas de laboratorio semanales durante las 16 semanas que dura el semestre académico. Estas prácticas abarcan diversas especialidades como: química general, química básica, química orgánica y química analítica. «Un compromiso que hemos venido trabajando hace varios años es referente a la química analítica en la parte instrumental. La universidad ha hecho inversiones que nos permiten hoy contar con equipos de última tecnología», señala el docente.
Actualmente, se cuenta con cinco laboratorios, cada uno especializado y equipado para ofrecer la mejor formación práctica posible. «Tenemos laboratorios de microbiología, química general, química analítica, química orgánica, además del laboratorio de instrumental, que cuenta con equipos de última tecnología», informó el coordinador. Estos laboratorios no solo benefician a los estudiantes de pregrado y posgrado de la UTP, sino que también prestan servicios a otras instituciones de educación superior, como la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) y la Universidad Católica de Pereira.
La importancia de estos lugares donde la investigación se combina con la práctica y el aprendizaje radica en su capacidad para complementar la enseñanza teórica con la práctica, permitiendo a los estudiantes verificar los principios aprendidos en el aula. «El laboratorio es la comprobación de los principios teóricos. Los estudiantes ven los conceptos, teorías y leyes en clase, y en el laboratorio vienen a hacer esa verificación», comenta Montoya.
A su vez Carlos Humberto resalta la capacidad de estos espacios para preparar a los estudiantes para el medio laboral mediante la implementación de prácticas más eficientes, ambientalmente amigables y seguras, por lo que extendió una invitación a toda la comunidad universitaria para que conozca estos espacios “es importante hacer una invitación a toda la comunidad universitaria para que vengan, se animen y conozcan este lugar. Los laboratorios son de la institución y los estudiantes de química son bastante amigables y cordiales. Este también es un llamado a cuidar y a aprovechar los elementos que aquí tenemos, ya que va en beneficio de todos».
Los laboratorios de docencia de la Escuela de Química de la facultad de Tecnología de la UTP representan un pilar fundamental en la formación académica y un ejemplo de cómo la universidad se adapta y evoluciona para ofrecer una educación de calidad a sus estudiantes y a la comunidad.