Luego de un año en el que se desarrolló la estrategia de Laboratorios Vivos en la que se trabajó en la re significación del Campus, la Vicerrectoría de Responsabilidad Social y Bienestar Universitario hizo un cierre que permitió identificar las percepciones y conceptos de la comunidad universitaria.
Un símbolo es una cosa, que para la emocionalidad de las personas, significa otra. Es la posilidad de identificar objetos y espacios, con sentimientos y recuerdos y la oportunidad de transformar recuerdos no positivos en vivencias constructivas.
Esto es justamente la intención que tuvieron las directivas de la Universidad, al impulsar el programa de re significación de espacios que fue liderado por la Vicerresctoría de Responsabilidad Social y Bienestar Universitario y apoyado por la Maestría en Estética y Creación de la facultad de Bellas Artes de la UTP, y que consistió en desarrollar actividades como los círculos de escucha, realizados a lo largo del campus.
«Esos sitios en donde había un ruido ensordecedor, trabajamos para convertirlos en espacios de escucha. Aquellos donde había un foco de intolerancia, convertirlos en performance colectivos. Esos que simbolizaban desolación y soledad, volverlos acciones vivas», explicó la Vicerrectora Diana Gómez, durante el acto de cierre de la estrategia, en el marco de la Feria de la VRSYBU, en la que además se socializó entre la comunidad universitaria, todo el portafolio de apoyos y servicios que tiene esta dependencia.
Allí los estudiantes atravesaron unas ‘travesías sensibles’, que permitieron reconocer el significado que tiene la U para ellos.
«Una travesía es un viaje, por tierra, por mar o por aire, a través de una región; es también el viento que da por los lados. Es, sobre todo, una aventura arriesgada, en la que el viajero se expone a situaciones imprevistas y a tareas azarosas. Sugiere una experiencia profunda de relación con un contexto, de la que nos valemos hoy para nombrar el acontecimiento sensible con el que cerramos la primera etapa de la Estrategia de Resignificación del Campus de la UTP. Realizamos círculos donde nos sentamos a escucharnos, laboratorios de creación de postales sonoras en sitios específicos de la UTP, acciones vivas y performance colectivos con participación de estudiantes de todos los programas. Todo esto nos permitió levantar un mapa del campus, una cartografía psicogeográfica construida colaborativamente. No se trata, entonces, de ejercicios pensados para delimitar zonas de propiedad a través de acciones grandilocuentes —“esto es mío”, “yo lo conquisté con mi lucha”—, sino de tejidos de sentidos y sentires, de retazos empatados de voces, experiencias, memorias, que dicen “aquí aprendí”, “nos enamoramos”, “de repente la música nos hizo bailar juntos, aunque no nos conocíamos”, “este es el lugar en el que más feliz he sido”, “la U es más que mi casa”, explicó el equipo creativo responsable de la Estrategia de Resignificación del Campus UTP integrado por Margarita Calle, directora de la Maestría en Estética y Creación, Diana Carolina Suárez, oordinadora y diseñadora de contenidos, y los artistas visuales Georgina Montoya, Adrián Hueso y Daniela Argüelles, así como la artista escénica Andrea Marín y Tomás Flores el diseñador de vestuario.
Este espacio permitió entender, por ejemplo,q ue para muchos jóvenes, la universidad significa crecer.
«Febrero, primer día en la Universidad, 7am esperando ver primera clase de programación. viendo 3 compañeros igual de emocionados esperando que el docente entrara por la puerta, para así, al fin, ser universitario».