Mientras la Universidad Tecnológica de Pereira mantiene abiertas las inscripciones para 2026-1, historias como la de Cristhian Camilo López, estudiante de Licenciatura en Tecnología, demuestran que el estudio también se construye desde la constancia, el esfuerzo y las ganas de salir adelante, incluso viviendo lejos de la Universidad.



Cuando son las cinco de la mañana en Apía, varios estudiantes se preparan para salir hacia Pereira. Entre ellos está Cristhian Camilo López.
“Salimos a las 5 de la mañana y llegamos a la universidad a las 7 de la mañana. Retornamos a las 6 de la tarde y llegamos de nuevo al municipio a las 8 p.m.” Lo menciona con naturalidad quien ya hizo del viaje parte de su rutina.
El transporte, explica, no pertenece directamente a la universidad. Es una gestión que se ha sostenido gracias al apoyo de la Alcaldía de Apia y la Gobernación de Risaralda, que patrocinan el bus para los estudiantes universitarios.
“Nos lleva a quienes estudiamos en la Tecnológica, en la Católica y en la Andina. Es un proyecto administrativo de la Alcaldía y la Gobernación, y aunque no está ligado a la UTP, para nosotros ha sido una ayuda enorme”, afirma.
Camilo recuerda con claridad cómo era el primer bus que los transportaba hasta Pereira: “Era una buseta vieja, tenía sus fallas, pero nos servía mucho”. Con el tiempo, ese medio de transporte mejoró gracias al trabajo conjunto del municipio y la comunidad estudiantil. “A través del presupuesto participativo logramos gestionar recursos. El proyecto quedó de segundo y por eso nos dieron la mitad del dinero; la Gobernación aportó lo demás y así se pudo renovar la buseta”, cuenta.
Hoy, el vehículo no solo transporta estudiantes, sino que también apoya al equipo de fútbol de Apía y a diferentes actividades educativas y culturales. “Siempre ha sido una gran ayuda para nosotros”, dice Camilo, quien resalta que incluso existe un grupo de WhatsApp donde los pasajeros organizan los horarios y se comunican para aprovechar al máximo el servicio.
Estudiar lejos de casa tiene sus desafíos. En los primeros semestres, Camilo veía pocas materias y pasaba largos ratos sin actividades. “A veces sentía que perdía el tiempo, así que decidí meter más materias para llenar el día. Este es mi octavo semestre dentro de la carrera, pero voy noveno”, explica.
Esa decisión cambió su manera de estudiar. “Con más materias tenía más presión, pero también más motivación. En el semestre que más carga tuve, mi promedio fue de 4.5. En cambio, cuando tenía más materias estaba por 3.8 o 3.9”, cuenta con orgullo.
El ritmo le enseño disciplina y compromiso.”Uno aprende aprovechar cada hora, a no dejar todo para después”, dice.
Desde su experiencia, estudiar ha sido una oportunidad para crecer y aportar. “En el colegio no era un gran estudiante, pero acá uno entiende que tiene que cambiar. Los profesores lo hacen a uno consciente de que debe mejorar”, agrega.
Camilo también habla del proceso de inscripción para quienes viven fuera de Pereira. “En Apía uno puede inscribirse fácilmente, porque hay cupo disponible por carrera. El puntaje del ICFES importa, pero si soy el único que quiere entrar, no tiene tanta relevancia. Eso motiva a más jóvenes de los pueblos”, explica.
Para acceder al transporte universitario, los estudiantes deben cumplir con algunos requisitos administrativos ante la Alcaldía: presentar el SISBÉN o certificado de vecindad, los horarios de clase y firmar un acta de compromiso que incluye normas de convivencia y puntualidad.
Al final, Camilo deja una invitación para quienes creen que estudiar desde un municipio es imposible. “La gente piensa que es muy duro levantarse tan temprano, viajar, pasar todo el día en la ciudad y volver en la noche. Pero no es tan difícil como parece. Con esfuerzo y ganas se logra”, afirma.
Su mensaje resume la esencia de quienes estudian desde los pueblos del Eje Cafetero: levantarse antes que el sol, resistir el cansancio y mantenerse firmes en el propósito de aprender.
La Universidad Tecnológica de Pereira mantiene abiertas sus inscripciones para el primer semestre de 2026. Porque estudiar, sin importar la distancia, sigue siendo una posibilidad al alcance de todos.








