Desde los invernaderos de la granja hortícola hasta los laboratorios de transformación agroindustrial, Jacobo Chiguachi Vélez ha recorrido un camino marcado por la pasión, el esfuerzo y el acompañamiento humano. Egresado del programa de Tecnología en Producción Hortícola y actualmente cursando cuarto semestre de Ingeniería Agroindustrial en la Facultad de Ciencias Agrarias y Agroindustria de la Universidad Tecnológica de Pereira, Jacobo representa una nueva generación de profesionales comprometidos con el desarrollo rural y la innovación agrícola.



“Mi experiencia en la universidad fue muy gratificante”, cuenta Jacobo con una mezcla de orgullo y humildad. “Los profesores me apoyaron mucho en mi proceso. Se nota que tienen el conocimiento apto para llevar a cabo el seguimiento estudiantil, pero además, emocionalmente también ayudaron mucho, tanto a mí como a muchos estudiantes”.
Para Jacobo, la granja hortícola de la UTP no fue solo un espacio de aprendizaje técnico, sino un hogar académico. “Prácticamente se podría decir que los profesores de la granja hortícola casi son unos padres para uno. Eso hace que el desarrollo académico sea al máximo”.
Su interés por el mundo agrícola nació de una curiosidad constante por conocer y hacer cosas nuevas en el campo. “Siempre quise estudiar y conocer más sobre la producción agrícola”, afirma. El apoyo de su familia ha sido fundamental: “Vivo con mis abuelos, quienes me han apoyado mucho, al igual que mis padres”.
Tras culminar con éxito su formación tecnológica, Jacobo decidió dar el siguiente paso: profesionalizarse en ingeniería agroindustrial. “Siempre quise completar mi ciclo estudiantil y descubrir mucho más sobre el ámbito agrícola y la transformación de la materia prima”, explica.
La transición ha sido fluida gracias a la homologación de materias, y hoy Jacobo se encuentra inmerso en el cuarto semestre de la carrera, ampliando sus horizontes académicos y técnicos.
La reciente ceremonia de graduación fue un momento cargado de emociones. “No solo uno va por el hecho de que le pasen el diploma”, reflexiona. “Uno recuerda quiénes estuvieron ahí: compañeros, familia, profesores. Es la recompensa del esfuerzo de muchos”.
Jacobo Chiguachi Vélez es testimonio vivo de cómo la educación pública, el acompañamiento docente y el respaldo familiar pueden transformar vidas. Su historia inspira a seguir cultivando conocimiento, con la certeza de que cada semilla sembrada en el aula puede florecer en el campo colombiano.








