Didier Antonio Isaza es electricista empírico. Ejerce su oficio desde hace 34 años en el municipio de Quinchía – Risaralda. Conoce lo básico de la electricidad y con ello ha podido avanzar en su trabajo y en su vida de manera satisfactoria.

Durante todo este tiempo ha sido consciente que su experiencia ejerciendo su oficio podría ser la base para profesionalizarse y refinar mucho más sus habilidades. Y esa oportunidad llegó, gracias a los programas de tecnología que impulsa la Universidad a través de la estrategia “UTP en tu Territorio” en el marco del Plan integral de Cobertura de la vicerrectoría académica, que busca que las personas puedan ingresar a la educación superior sin salir de su entorno.

Con 56 años de edad y más de tres décadas por fuera del sistema educativo, Didier Antonio Isaza, ahora es el más veterano de los 25 estudiantes de segundo semestre de tecnología en diseño y construcción de instalaciones eléctricas de media y baja tensión de la facultad de Tecnología en el municipio de Quinchía, gracias al apoyo de la alcaldía municipal en el Centro de Recursos Educativos Municipales CREM.

Un ejemplo

Didier, sabe que a su edad se muestra como un ejemplo para sus compañeros de estudio, muchos menores, y que su actitud anima a otros a asumir el reto de ingresar a la educación superior, en el entendido de que el estudio siempre da resultados muy positivos.

“Para mí es un orgullo volver a estudiar después de 34 años sin coger un cuaderno. Mi sueño era estudiar electricidad. Este oficio lo hago desde los 22 años, pero como empírico. No había tenido la oportunidad de volver a estudiar, hasta que se presentó la ocasión con el programa de UTP tu Territorio, estoy muy agradecido”, comenta con entusiasmo el señor Isaza

Sus expectativas con esta carrera son muy altas. Por eso mantiene el ánimo, que se fortalece en gran medida por el respaldo de su esposa, que es docente en Quinchía y con quien está casado hace 28 años y su hija de seis años. Ellas se han convertido en su motivación.

Mirando el futuro

“Yo soy consciente que nunca voy a dejar la pinza, el alicate o el amperímetro. Pero los trabajos los voy a hacer con mayor conocimiento, ese que uno aprende en los maravillosos laboratorios que hemos visitado en esta Universidad, que será mi referente”, comenta, mientras recuerda que los ingenieros eléctricos con quienes trabaja, son graduados de la Tecnológica de Pereira y que muy pronto él también lo será.

El incentivo que lo mueve es que la recompensa será muy provechosa en lo personal, en lo familiar y en lo profesional. 

A Didier Antonio Isaza le faltan seis años para pensionarse. Cree que cuando llegue ese día será muy feliz. Pero muy seguramente lo será mucho más el día en que se gradúe, porque habrá cumplido el sueño de su vida. Pues como él dice: “la educación es la llave para abrir el futuro”.

Volver a clases

Cuando le llegó la noticia de que volvería a las aulas de clase, comprendió que se enfrentaría a una nueva realidad, llena de expectativas, pero también de sacrificios. 

Su rutina se modificó sustancialmente. Ahora, a sus responsabilidades con los trabajos eléctricos que realiza diariamente como operario de la empresa de alumbrado público con sede en Quinchía, se suman las actividades académicas, lo que implica planificar mejor el tiempo.

En este proceso se ha debido enfrentar a las matemáticas y el inglés, que le han sacado canas, pues le ha exigido esfuerzos adicionales. “A veces me siento nostálgico, porque los muchachos aprenden más rápido. Para mí ha sido difícil, pero sigo adelante con el apoyo de los programas de acompañamiento de la universidad, los docentes y compañeros”, dice Didier Antonio, mientras examina con su mirada los edificios de la Universidad.

Cada vez que está cansado y cree que ya no puede más, entonces recuerda los consejos de Norbey, su mentor, que le ha inculcado la necesidad de mantener una disciplina constante.

“Yo sé hacer las actividades eléctricas, pero nunca supe cómo plasmarlo en un papel o en una calculadora. Ahora ya lo sé hacer”, dice con cierto aire de orgullo, especialmente cuando afirma que ha puesto a su pequeña hija a estudiar inglés y matemáticas, para que no sufra lo que a él le ha tocado en esta experiencia académica.