En el corazón de Risaralda, donde los ecosistemas boscosos alguna vez fueron silenciados por el avance de la frontera agropecuaria, hoy florece una nueva esperanza. Desde el año 2021, las compañías CANTERA Y TRITURADOS DE COMBIA emprendieron un ambicioso proceso de planeación ambiental que no solo buscaba cumplir con las obligaciones legales, sino también dejar una huella positiva en la sostenibilidad regional.

Guiados por el compromiso ambiental y el respaldo académico de la Facultad de Ciencias Agrarias y Agroindustria de la Universidad Tecnológica de Pereira, estas empresas iniciaron un viaje transformador. La meta, encontrar las semillas que devolverían la vida a los ecosistemas boscosos de la cuenca San José. La estrategia fue clara y contundente: apostar por la diversidad biológica mediante la compra de especies nativas en viveros comunitarios, fortaleciendo así la economía local y la conservación ambiental.

Este proceso no habría sido posible sin la participación activa de la comunidad, cuyo conocimiento sobre especies locales y conciencia ambiental se fusionó con el saber científico del programa de Tecnología en Producción Forestal de la UTP. Juntos, lograron dar vida a relictos de bosque que ahora funcionan como núcleos de dispersión de biodiversidad.

Más de 13.000 árboles para un nuevo paisaje

En 2022, la restauración tomó forma tangible. Más de 13.000 árboles fueron sembrados en los predios Gratitud, El Porvenir, La Argentina y El Brasil, gracias a la generosa colaboración de sus propietarios: Doña Ángela, Don Alfonso, Don Luis y Don Carlos. Donde antes solo había pastizales, hoy emergen mágicos bosques que han comenzado a atraer nuevamente a especies de fauna que habían desaparecido, provenientes del Distrito de Conservación de Suelos La Marcada.

Las empresas reconocen con orgullo la labor del Ingeniero Juan Diego Marín y su equipo: Fraybel, Javier, Arbey, Manuel, Hernando, Brayan y Dayana. Su esfuerzo diario no solo sembró árboles, sino también sueños. Con dedicación, cuidaron cada ejemplar, rescataron especies nativas y establecieron un vivero para reponer aquellas que no lograron adaptarse.

Una inversión para el futuro

Con una inversión superior a los 600 millones de pesos, hoy Risaralda recibe núcleos boscosos que albergan 75 especies arbóreas pertenecientes a 35 familias botánicas.

Este proyecto no termina aquí. Las empresas han expresado su firme compromiso con el monitoreo continuo y el acompañamiento de nuevas iniciativas que permitan comprender mejor los procesos de restauración ecológica. Con el apoyo de la academia y los entes territoriales, se garantiza la apropiación del conocimiento y la continuidad de esta hermosa experiencia de restauración asistida de Ecosistemas Boscosos Andinos.

Desde las entrañas de la cantera, hoy brota vida. Y con ella, una nueva historia para contar.