La Universidad Tecnológica de Pereira  abrió de nuevo las puertas de su huerta este 26 de septiembre, donde se realizó el taller de manejo y conservación comunitaria de semillas criollas y nativas. El evento se llevó a cabo en la Huerta Agroecológica Taapay Mikuy, un espacio que reúne a estudiantes, egresados y a la comunidad externa de la universidad.

Estos talleres se llevan a cabo el último viernes de cada mes y buscan algo más que enseñar técnicas agrícolas. Su propósito es compartir saberes, promover la soberanía alimentaria y cuidar el ambiente desde prácticas sostenibles. “Son espacios abiertos a toda la comunidad sin costo”, resaltó Juan Sebastián Barrera, coordinador de la Casa de Semillas y de la Huerta.

El encuentro de septiembre giró alrededor de las semillas criollas, valoradas no solo por su resistencia, sino también por su papel cultural en la memoria de los territorios. En cada taller, se fortalece la idea de que sembrar también es defender la identidad y la diversidad.

Paula Andrea Rivera, ingeniera física y egresada de la UTP, se convirtió en asistente frecuente de la huerta desde este año. Allí, cuenta, que ha aprendido a preparar abonos, reconocer variedades de semillas y, sobre todo, a compartir lo que cosecha en un ambiente de confianza.

Durante el taller se habló de diversificar la dieta y rescatar sabores olvidados. Paula lo vivió en carne propia: “En la casa sembré un melocotón colombiano que casi no se conoce. Cuando lo compartimos, nos devolvió a recuerdos de la niñez”.

“Cada mes se aprende algo distinto”, afirmó Paula, quien destacó que en la huerta no solo se cultiva, también se intercambian productos caseros y hasta recetas. Para ella, lo más valioso ha sido reencontrarse con sabores olvidados que hoy recupera gracias al trabajo colectivo.

Estos espacios de la UTP no solo transmiten conocimientos técnicos, también fomentan comunidad. En cada jornada, los asistentes se encuentran, comparten alimentos preparados por ellos mismos y fortalecen vínculos alrededor de la tierra y el respeto por la naturaleza. Para Sebastián, es precisamente esa mezcla entre aprendizaje y encuentro humano la que da sentido al proyecto.

La huerta se convierte así en un escenario vivo donde la teoría se aterriza en la práctica. Cada taller aborda un tema diferente, desde la producción de abonos hasta la conservación de abejas nativas. El próximo mes, por ejemplo, el espacio se centrará en la construcción de meliponarios para promover y aprovechar la presencia de abejas meliponas, una experiencia que ya dejó huella en la universidad al instalar hoteles de abejas que hoy están colonizados.

La Huerta Agroecológica Taapay Mikuy se consolida así como un laboratorio vivo de agroecología en el campus universitario. Cada viernes, de 7:00 a.m. a 11:00 a.m., estudiantes, egresados y ciudadanos externos se dan cita allí para aprender, intercambiar saberes y fortalecer un vínculo esencial con la tierra: cultivar, conservar y compartir.