En los pasillos de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Tecnológica de Pereira, el nombre de Tatiana Salazar Marín resuena con cariño. No solo por su labor como docente transitoria durante más de una década, sino por el ejemplo de perseverancia, pasión y compromiso que encarna. Hoy, a un mes de recibir su título de Doctora en Ciencias de la Educación, Tatiana culmina un recorrido académico que comenzó en las aulas de la misma universidad, y que ha sido guiado por el amor profundo por la enseñanza.

En los pasillos de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Tecnológica de Pereira, el nombre de Tatiana Salazar Marín resuena con cariño. No solo por su labor como docente transitoria durante más de una década, sino por el ejemplo de perseverancia, pasión y compromiso que encarna. Hoy, a un mes de recibir su título de Doctora en Ciencias de la Educación, Tatiana culmina un recorrido académico que comenzó en las aulas de la misma universidad, y que ha sido guiado por el amor profundo por la enseñanza.

Tatiana inició su formación en la Licenciatura en Pedagogía Infantil, y desde el segundo semestre se trazó una meta clara, obtener la mención de honor y acceder a la beca Jorge Roa Martínez para cursar la maestría. Lo logró. No por obligación, sino por el gusto de aprender. “Me gusta estudiar, lo disfruto. Nunca lo vi como una carga”, afirma con una sonrisa que revela orgullo y gratitud.

La academia le ha permitido ampliar sus horizontes,  afirmar su vocación y convicción por la docencia, así como reconocerse en el rol de investigadora. La docente forma parte del Grupo de Investigación en Educación y Tecnología, desde el cual ha participado en múltiples proyectos que vinculan la academia con la escuela, el aula y la comunidad.

Además de su rol como docente, Tatiana fue asesora y coordinadora pedagógica del programa Ondas Risaralda, acompañando procesos de investigación escolar en diversos municipios. “Trabajar con niños, niñas y adolescentes me permitió reflexionar sobre la práctica educativa desde otros lugares”, comenta. Su trabajo ha sido una constante búsqueda de sentido, de conexión entre la teoría y la realidad, entre el conocimiento y la transformación social.

El doctorado: un reto asumido con amor

Su ingreso al doctorado fue posible gracias al programa de Becas para la excelencia doctoral  de Colfuturo y MinCiencias. Fue una de las cinco seleccionadas en Risaralda. “Ha sido un camino de disciplina, pero también de mucho amor. No lo vivo como un sacrificio, sino como una elección y de hecho un regalo, que me ha hecho feliz”. Reconoce que la academia genera tensiones, frustraciones, pero también oportunidades para crecer, para “apalabrar el mundo”, como le enseñaron sus maestros.

Tatiana no duda en afirmar que la UTP es su casa. “Aquí he vivido mi proyecto de vida. Llegué como estudiante, con muchas dificultades como muchos en la universidad pública, pero también con muchos sueños. La UTP me ha permitido hacerlos realidad”, expresa con emoción. Desde el pregrado hasta el doctorado, ha sido testigo y protagonista de su propia evolución, siempre acompañada por una comunidad que la ha acogido e impulsado académica, personal y profesionalmente.

Hoy, Tatiana Salazar Marín se prepara para recibir su título doctoral, pero más allá del diploma, lo que celebra es una vida dedicada a la educación, a la investigación y al compromiso con la transformación. Su historia inspira, no solo a sus estudiantes, sino a todo aquel que cree en el poder de la formación como herramienta de cambio.