Tan sonriente y enérgica como en su época de estudiante entre 2006 y 20011, llegó a la Universidad Tecnológica de Pereira después de 14 años de haberse graduado como Ingeniera Industrial y haber asumido varias experiencias laborales exitosas, espacios de liderazgo social y lo más importante para ella, haber superado el proceso de selección para ser becaria de Harvard, con un referente académico de 3,8 de promedio de grado en la UTP.

Ella, Lorena Mejía Rodríguez, sintió como su corazón se aceleraba durante una visita reciente que hizo a su alma mater. “La adoro, me siento orgullosa de haber cimentado mi vida académica aquí”, dijo con emoción.

Hoy el diploma obtenido en la UTP se encuentra al lado del alcanzado en la prestigiosa universidad estadounidense. “Mi diploma como ingeniera industrial es tan importante como el Harvard”, añadió.

Sus recuerdos de estudiante

Dijo sonriente que era muy inquieta, se involucraba en espacios que le aportaban para el crecimiento integral y eso la hacía visible. “Fundamos el equipo de porristas de la UTP, hice parte de IESEC en Pereira, que era una organización en su momento de ciencias administrativas y contables, hice parte de un grupo de investigación, hacía parte del equipo femenino de básquetbol.  Mi vida aquí era muy intensa y por lo mismo el rector de entonces y el vicerrector actual, Wilson Arenas, que era el decano, aún me recuerdan”. Relató con las ganas de hacer que su testimonio motive a otros estudiantes de hoy, a que se tracen sueños y metas y lo más importante que construyan la ruta para lograr esos anhelos.

“Salir de la universidad con la hoja de vida en blanco, no tiene presentación, el ser dedicado y solamente estar estudiando no es algo que sume valor agregado, incluso si se quieren dedicar a la investigación tienen que haber hecho parte de semilleros o grupos de investigación en la universidad, entonces no tiene presentación salir en limpio. Hay que agregarle otras cositas, a lo que aportan las clases”, dijo.

Lo que hizo antes de Harvard

La UTP, entregó herramientas muy importantes para lo que fueron sus primeros años de vida laboral. Sus primeras experiencias las desarrolló en la gerencia de calidad en diferentes corporaciones. Trabajó con Koba Colombia la empresa que está detrás de Tiendas D1, como gerente de expansión, como jefe de zona. También tuvo experiencia laboral como como jefe de calidad o gerente de proyectos en un par de petroleras, entre ellas PetroTiger y en Concretos & ingeniería S.A.S., de Pereira.

Atendiendo un caso de estudio muy importante que tuvo con la norma ISO 9001 fue a Royal Caribbean en Cartagena. “Todo ese conocimiento que demandaban los diferentes espacios a los que llegaba, venían de la Universidad Tecnológica de Pereira”, confesó con orgullo.  Otro de sus grandes logros  se dio en 2019 como fundadora de Global Shapers Community – Pereira Hub, que era la comunidad del Foro Económico Mundial para Pereira.

Fundación Luker una experiencia de vida

Lorena Mejía atendió una recomendación de su terapeuta, a la que le dijo en una de sus sesiones, que a pesar del éxito profesional y económico, no era feliz. Ella que desde niña hacía trabajo social y de filantropía, esa parte no estaba en su escena del momento y eso le generaba un vacío.

“Me cuestionaba muchas cosas, como por qué hay gente pasando necesidades en la calle, por qué no a todo el mundo le llegan los alimentos. Entonces mi terapeuta fue quien me dijo: ‘Estás haciendo cosas increíbles y estás ganando muy buen dinero, pero no tienes lo territorial y lo comunitario‘. Esa recomendación la llevó a explorar otros escenarios y fue cuando tocó la puerta de la Fundación Luker y se postuló a una convocatoria de esa organización, a la que también se inscribieron 850 personas. “La entrevista fue rigurosa, pero la pasé”, era para ser Directora del Efecto Cacao, la segunda apuesta más grande de cacao para Colombia. Un proyecto que hacía parte del paquete de iniciativas que se financiaba con recursos de Usaid y en el que estaba la Fundación Luker, pero la vinculación era con esa organización internacional. “Tengo que ser honesta, yo no sabía que era Usaid y me dediqué a conocer lo que hacía y en poco tiempo ya tenía bases”, en el proceso de preparación para asumir su nuevo cargo, le hicieron un estudio de seguridad muy fuerte. Es que su labor tenía relación con el programa de restitución de cultivos en zonas cocaleras, es decir erradicar coca y trabajar con los campesinos para sembrar cacao, reconociendo la cultura ancestral, en un proceso de cocreación y de fortalecimiento de la asociatividad. “Pude viajar a Tumaco, al Bajo Cauca, al Urabá, al Huila, a hacer un trabajo bien importante con comunidades y eso me llenó de experiencias en lo social. Un trabajo de construcción para un nuevo país en zonas de alta vulnerabilidad”, dijo.

Su llegada a Harvard fue con beca del 100%

Lorena ya tenía una experiencia amplia en lo que hacía, lo que no sabía era que ese conocimiento adquirido en el que hacer diario, le iba a dar ventajas.

Se postuló a la beca Fulbright de Desarrollo Agrícola y Rural para el sector Cacahotero, ella sintió que era un llamado para ella y la consiguió, el paso siguiente era definir entre seis opciones, la universidad a la que aplicaría, atendiendo sus procesos particulares de selección. Ella quería ir a Harvard desde que era pre adolescente. En el cumplimiento de requisitos encontró su primer obstáculo. “Me dijeron: tu hoja de vida si se llama Harvard, pero tu inglés no se llama Harvard”, a pesar de considerarse bilingüe su nivel no era el exigido, tenía 97 puntos en la prueba TOEFL y se requería mínimo 100. Era un reto superarlo en tiempo récord. Se preparó y repitió la prueba alcanzando 109 de 120.

La notificación de aprobación venía con premio: La Pforzheimer Foundation, del gobierno alemán, le otorgó por el 35% del valor la maestría. Siguió explorando el documento y se encontró que la beca especial John F. Kennedy que se la asigna a quien pasa en el primer puesto a la maestría también le fue adjudicada por el 65% restante.  Eso era de no creerlo y la llenó de felicidad y a su familia.

Lorena ya concluyó sus estudios de postgrado en una de las universidades más apetecidas del mundo, lo económico no fue obstáculo, las ganas, el esfuerzo y la disciplina fueron la base  de ese peldaño alcanzado, suma otro logro en su vida, y anhela que otros estudiantes de la UTP lleguen a esos espacios de prestigio. “Gracias UTP por todo lo que me aportó”, concluyó.