La historia de Diana Isabel, María Camila y Manuela Vásquez es ejemplo de disciplina, vocación y el impacto transformador de la educación pública

La historia de Diana Isabel, María Camila y Manuela Vásquez Franco, trillizas nacidas en Bogotá y criadas en Pensilvania, Caldas, es una muestra inspiradora de cómo el esfuerzo, la formación y la pasión pueden ir de la mano. Unidas por el vínculo de sangre y por una vocación compartida —el arbitraje profesional en el fútbol colombiano— han encontrado en la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP) el escenario propicio para potenciar sus talentos y construir su proyecto de vida.

Inicios humildes con una pasión heredada

Desde temprana edad, el deporte hizo parte esencial de su cotidianidad. Su padre, coordinador de deportes del municipio de Pensilvania y actual docente del Colegio Integrado Nacional Oriente de Caldas, las acercó al arbitraje.

“Nos invitó a una reunión de la comisión de árbitros, empezamos como un hobby. Éramos unas niñas trabajando los fines de semana, pero nos encantó”, recuerda Isabel.

Pronto comenzaron a dirigir partidos en Manizales, donde enfrentaron los primeros retos de ser mujeres en un entorno tradicionalmente masculino.

“En el pueblo fue fácil, todos nos conocían, pero en Manizales ya fue otra cosa. No faltaban los comentarios, pero seguimos adelante”, afirma Camila.

De la cancha a las aulas de la UTP

Aunque su carrera como árbitras tomaba fuerza, también tenían claro que querían ser profesionales. Al llegar a Pereira, ingresaron inicialmente al programa de Ingeniería Industrial, pero pronto identificaron su verdadera vocación.

“Nos cambiamos a Ciencias del Deporte y la Recreación de la Facultad de Ciencias de la Salud. Estar aprendiendo sobre entrenamiento, salud y movimiento corporal es perfecto para combinarlo con el arbitraje”, explica Isabel.

Actualmente, Manuela cursa décimo semestre, Isabel noveno y Camila octavo.

Retos y victorias en doble jornada

La formación universitaria ha representado un reto adicional. Las tres han tenido que reprogramar materias y adaptarse a la exigencia de prácticas académicas y deportivas, sin abandonar sus compromisos profesionales.

“Muchos docentes nos entienden, nos dan las herramientas para cumplir en clase y también estar en los partidos. Nos ha tocado cancelar y volver a empezar. Pero seguimos adelante”, comenta Isabel.

De un debut soñado a una final nacional

Isabel rememora con emoción su debut profesional:

“Fue el 11 de febrero de 2023, América vs. Llaneros. Un estadio lleno, partido televisado, Camila como asistente, mi madre en las gradas gritando ‘¡Trillis!’… fue muy emocionante.”

Ese mismo año, participó como árbitra emergente en la final femenina. Por su parte, Camila ha representado al país en un curso de talentos de CONMEBOL en Paraguay y ha sido seleccionada como asistente en diversas competencias oficiales.

Un mensaje para las nuevas generaciones

“En Caldas solo somos cinco mujeres árbitras. Pero sí se puede. Si trabajamos duro, nos preparamos y creemos en nuestros sueños, las oportunidades llegan. Las mujeres podemos hacer historia en el fútbol también”, afirma Isabel.

La UTP: respaldo académico para un sueño deportivo

Más allá del terreno de juego, su proceso formativo en la Universidad Tecnológica de Pereira ha sido fundamental para consolidar su proyecto de vida.

“La UTP ha sido un respaldo invaluable. Nos ha dado herramientas, conocimientos y un entorno en el que podemos crecer como profesionales del deporte y del arbitraje”, concluyen.

La Universidad Tecnológica de Pereira celebra y respalda historias como la de las trillizas Vásquez Franco, que reflejan el compromiso institucional con la excelencia académica, la equidad de género y el desarrollo integral de sus estudiantes.