En cada edición organizada por el Centro de Gestión Ambiental (CGA) de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), el Mercado Agroecológico se consolida como un espacio de encuentro entre productores locales, estudiantes, docentes y ciudadanía en general, donde se intercambian productos, saberes y conciencia sobre el consumo responsable y sustentable.

Una de las compradoras habituales de este mercado es Juliana Valencia Quintero, quien desde hace cuatro años ha incorporado esta iniciativa como parte fundamental de su vida familiar. Su vínculo con el mercado comenzó durante la pandemia, cuando se implementó la canasta virtual, una estrategia que permite realizar pedidos por internet y recogerlos el mismo día del evento. Para ella, esta modalidad facilitó el acceso constante a alimentos saludables y marcó un antes y un después en su forma de consumir.

Empezamos a hacer compras virtuales en ese momento y recogíamos en el centro de acopio. Luego tuve un hijo y empecé a tener más conciencia sobre lo que estábamos comiendo”, comentó Valencia en su testimonio.

Desde entonces, su participación ha sido constante, impulsada por el interés en adquirir productos frescos, libres de agroquímicos y cultivados bajo prácticas agroecológicas. Según explicó, su familia busca alimentos que no afecten el sistema digestivo y que aporten calidad de vida, tanto a nivel físico como emocional.

Entre los productos que más consume destacan las hortalizas frescas, aromáticas, mieles, productos de belleza natural y alimentos preparados artesanalmente como torticas, cacao y café. Frutas como el banano y el aguacate también hacen parte habitual de su canasta mensual.

Valencia resalta que el consumo de estos productos agroecológicos ha tenido un impacto directo en la salud de su familia.

Hay una diferencia notable cuando se preparan alimentos del mercado agroecológico. Los productos convencionales pueden parecer más atractivos visualmente, pero el sabor y los beneficios de los productos agroecológicos son inigualables”, señaló.
Además, menciona que en su hogar han reemplazado el consumo de agua simple por infusiones de aromáticas, lo cual ha generado mejoras en su digestión y piel.

La canasta virtual ha sido, para ella, una herramienta fundamental para garantizar el acceso continuo al mercado, incluso cuando no es posible asistir presencialmente. También destaca que sus sugerencias como usuaria han sido tomadas en cuenta y hoy se reflejan en la plataforma digital que facilita las compras.

Más allá del aspecto comercial, Juliana considera que el mercado tiene un valor social y educativo incalculable. Subraya que no se trata solo de mercar, sino de interactuar con los productores, conocer las historias detrás de cada alimento y generar lazos comunitarios.

Es un acto social. Nuestro hijo nos acompaña, conversa con los productores y aprende que esto es alimento para el alma, más que para el cuerpo”, expresó.

Valencia sugiere que el mercado se realice con mayor frecuencia y que se explore su realización en otros espacios o municipios, para que más comunidades puedan beneficiarse de la experiencia. También resalta el impacto positivo de que este proyecto se desarrolle en una universidad pública, abierta a toda la ciudadanía, lo que amplía el alcance y la inclusión del evento.

Finalmente, hizo un llamado a la comunidad a seguir apoyando esta iniciativa.

Este es un proceso que no fue fácil: lograr el espacio, los horarios y las fechas ha requerido esfuerzo. Por eso, la invitación es a seguir viniendo, consumiendo, conociendo a los productores y preguntándonos de dónde vienen los productos. Y si no se puede asistir, aprovechar la canasta virtual, que realmente facilita la compra”.

El Mercado Agroecológico UTP continúa posicionándose como una alternativa coherente con los principios de sostenibilidad, salud pública y economía solidaria, reafirmando su importancia como un espacio educativo, comunitario y transformador.