Dina llegó a la Universidad Tecnológica de Pereira con “una mano adelante y otra atrás”, como ella misma lo expresa. Pero traía consigo algo invaluable: la disposición de aprender, de servir y de quedarse. Esa historia, que comenzó hace más de tres décadas, es también la historia de una institución que supo reconocer en ella a una aliada clave para su consolidación y crecimiento.




A comienzos de los años noventa, Dina, tecnóloga en Sistemas y secretaria ejecutiva sistematizada, ingresó como reemplazo temporal en la Facultad de Educación. Fue recomendada por una amiga, y al poco tiempo demostró su capacidad: organizada, resolutiva y ágil frente al teclado. Prendió el computador, mostró su destreza, y de inmediato fue contratada.
Así inició un recorrido ejemplar por la UTP. Primero apoyó procesos administrativos en compras, nómina y licitaciones, hasta asumir su cargo más estable en la entonces denominada Oficina de Archivo General, hoy conocida como Gestión de Documentos, donde permaneció durante 19 años. Allí no solo gestionó correspondencia y oficios: propuso, organizó, diseñó la primera base de datos, solicitó equipos y contribuyó activamente a la modernización de procesos.
Pasó de tener una caja de cartón como escritorio, a contar con oficina, línea telefónica y un sistema funcional que ayudó a implementar. Pero más allá de los recursos físicos, transformó la percepción del archivo, posicionándolo como parte esencial de la memoria institucional y del valor documental de cada dependencia.
Con la llegada del rector Luis Fernando Gaviria Trujillo, Dina fue invitada a colaborar en la Secretaría General, donde nuevamente puso su experiencia al servicio de la Universidad. Desde allí, se consolidó como una verdadera embajadora de la Gestión Documental: recordando necesidades, defendiendo la importancia del aire acondicionado, impulsando la microfilmación y subrayando que la memoria documental no es un lujo, sino una prioridad institucional.
Sin embargo, la historia de Dina no se limita a su compromiso laboral. Es también la de una madre cabeza de familia, que sacó adelante a cuatro hijos, tres de ellos egresados de la misma universidad que le abrió las puertas. Es la historia de una mujer que, aunque no pudo estudiar Ingeniería por falta de tiempo, entendió que su verdadera carrera era asegurar el futuro de los suyos.
En una de las convenciones de egresados, Dina ganó el concurso por tener el mayor número de egresados UTP en su familia: diecisiete. También obtuvo el reconocimiento y el afecto de quienes trabajaron a su lado, así como la alegría de pertenecer al equipo de voleibol administrativo de la institución.
“Esta universidad me ha dado todo”, afirma. Y no exagera. Porque hay historias que no se escriben únicamente en papel, sino que se imprimen en la vida de las personas. La suya, que comenzó con una caja de cartón como escritorio, sigue construyéndose. Dina asegura, con humor y esperanza, que “habrá Dina para rato”, evocando la longevidad de su abuela, quien vivió más de un siglo.