En el marco de la ceremonia de grados celebrada el pasado 10 de abril, la Universidad Tecnológica de Pereira reconoció a una nueva generación de profesionales. Bajo el lema “Todo que ver contigo”, esta jornada no solo exaltó el logro académico, sino también las historias personales que dan sentido al paso por la vida universitaria, y que dejan una huella en la comunidad.




Entre los graduandos se destacó Juan David Grisales, quien recibió su título en Ciencias del Deporte y la Recreación. Su historia es una muestra clara de cómo la vocación puede nacer y consolidarse a través del encuentro con los demás.
“Esta carrera me gustó… sentí más pasión de lo que tenía al comienzo por todo lo que se vive con las demás personas. El vínculo social que uno genera, porque esta carrera es de eso: de interactuar, de colaborar con los demás. Fue esa conexión con las personas lo que me apasionó más”, compartió con emoción.
Una vocación descubierta en el camino
Para Juan David, su elección profesional no estuvo clara desde el inicio. Su verdadera pasión por la carrera se fue construyendo a través de las experiencias humanas vividas durante su proceso formativo, de cada encuentro con sus compañeros, docentes y comunidades. En sus palabras, fue la relación con el otro la que dio sentido y propósito a su formación académica.
Su testimonio encarna el espíritu de la campaña “Todo que ver contigo”, que destaca cómo la formación universitaria va más allá del conocimiento técnico, y se convierte en una experiencia de transformación personal. En el caso de Juan David, su paso por la Universidad fue una lección constante sobre el poder de las relaciones humanas para generar cambio.
Un propósito al servicio de la comunidad
La ceremonia de grado fue para él mucho más que la culminación de un proceso académico. Fue la reafirmación de una vocación profundamente social, de un compromiso con el bienestar colectivo y con la posibilidad de aportar, desde el deporte y la recreación, al desarrollo integral de las personas.
Juan David Grisales no solo celebró un logro individual, sino el inicio de un camino profesional enfocado en transformar vidas, una a una, a través del servicio, la empatía y el trabajo en comunidad.
Su historia, como la de tantos otros egresados, demuestra que la verdadera educación no se limita al aula, sino que se extiende al entorno, al compromiso con la sociedad y a la capacidad de construir vínculos que hagan del conocimiento una herramienta para el bien común.