La historia de Kevin Hernández Duque, quien hoy celebra su graduación como parte de la primera cohorte del programa de Ingeniería en Procesos Sostenibles de la Madera de la Universidad Tecnológica de Pereira, es un testimonio de resiliencia, determinación y búsqueda personal.



Su paso por la Universidad estuvo marcado por la persistencia, el autodescubrimiento y la convicción de encontrar su verdadera vocación. Aunque su interés inicial por el medioambiente lo motivó a explorar distintas opciones académicas, comenzó su vida universitaria en el programa de Ingeniería Eléctrica. Sin embargo, con el paso del tiempo, comprendió que ese no era su camino.
“Entré a la carrera porque me ha gustado la parte ambiental desde muy joven. El convivir, el llegar a socializar con la naturaleza. Pero no solo me gustaba lo ambiental, también me ha atraído mucho la arquitectura. Cuando ya me explicaron el proceso de la carrera, que sí iba a haber mucho de la parte ambiental, también de la parte química y de la parte estructural, me sentí atraído y empecé este proceso”, comentó Kevin.
Los primeros semestres no fueron fáciles. Sin acceso a internet ni a una computadora propia, pasaba largas jornadas en la Biblioteca Jorge Roa Martínez, aprovechando cada recurso disponible para avanzar en sus estudios. Luego, la llegada de la pandemia y la virtualidad obligatoria se convirtieron en barreras que profundizaron sus dificultades. Aunque la Universidad le ofreció apoyo en conectividad, la suma de obstáculos lo llevó a tomar la difícil decisión de desertar temporalmente.
Fue un 29 de diciembre cuando Kevin tomó una decisión que cambiaría el rumbo de su vida: regresar a la Universidad. Al ver su esfuerzo y determinación, su padre decidió apoyarlo económicamente, permitiéndole dedicarse de lleno a su formación académica y superar las dificultades laborales que enfrentaba.
“Desde que reingresé a la U, el promedio me subió mucho. Ese tiempo que estuve por fuera me mostró que las clases en esencia son importantes. No es solo ir a asistir por la nota o por estar ahí como acto de presencia para tener un título. Comprendí el valor de cada clase, interiorizaba más lo que había. Hacía críticas a la clase, y los profesores, muy comprensivos, me lograban explicar lo que preguntaba”, relató con gratitud.
Con esta nueva perspectiva, Kevin no solo mejoró su rendimiento académico, sino que también encontró un propósito más profundo en su carrera, convencido de que ser Ingeniero en Procesos Sostenibles de la Madera le otorga un perfil distintivo con un valor agregado en lo ambiental, estructural y humano.


Hoy, Kevin reconoce que la Universidad tiene todo que ver con su crecimiento, no solo académico, sino también personal. Agradece especialmente a sus padres y a su pareja, quienes lo acompañaron de forma incondicional en este camino de transformación.
Su historia es un ejemplo de cómo las segundas oportunidades pueden cambiar destinos, cuando se asumen con valentía, compromiso y visión de futuro. En su caso, no solo retomó su proceso universitario, sino que lo convirtió en una plataforma para desarrollar su pasión por el medioambiente y construir un proyecto de vida con sentido.