En el marco de la ceremonia de grados “Todo Tiene Que Ver Contigo” de la Universidad Tecnológica de Pereira, una historia destacó por su carga emocional, compromiso institucional y vocación educativa: la de Pablo Restrepo Valencia, quien recibió su título como Licenciado en Tecnología, adscrito a la Facultad de Ciencias de la Educación.








Sin embargo, su paso por la Universidad no solo estuvo marcado por su desempeño académico, sino también por su labor como gestor de comunicaciones en dos facultades: Bellas Artes y Humanidades y Mecánica Aplicada, donde se convirtió en una pieza clave en los procesos de difusión y comunicación institucional.
“La universidad me abrió las puertas en el año 2020. Atravesé una pandemia junto a mis docentes, compañeros y la institución… Hoy, todo este proceso culmina con una satisfacción inmensa”, expresó Pablo, visiblemente emocionado.
Su ingreso a la vida universitaria coincidió con uno de los momentos más desafiantes de la educación superior: la pandemia por COVID-19, un contexto en el que cursó sus primeros semestres de manera virtual. Para Pablo, el regreso al campus fue un momento profundamente simbólico: “Ver a mis compañeros en persona después de tanto tiempo fue muy significativo. Esas amistades nacidas en lo virtual se volvieron reales, se fortalecieron… Me quedo con eso en el corazón”, compartió.
En el año 2023, gracias a la recomendación del docente Juan David López, Pablo asumió su primer reto profesional como monitor en la Facultad de Bellas Artes y Humanidades. Lo que comenzó como una colaboración puntual, pronto se transformó en una experiencia laboral sólida y valiosa. “Las cosas se fueron tejiendo solas, con confianza y cariño. En 2024 también empecé a trabajar con la Facultad de Mecánica Aplicada… Estas fueron mis primeras experiencias con un trabajo profesional, y uno que atesoro profundamente”, afirmó.
El equilibrio entre sus estudios, prácticas docentes y labores institucionales no fue sencillo, pero Pablo lo asumió con disciplina, entrega y empatía. “Yo siempre digo que mi corazoncito está en muchas partes al tiempo… Esta experiencia fue exigente, sí, pero lo logré gracias al apoyo de las personas que confiaron en mí y a las enseñanzas que me dio la UTP”, resaltó.
Con profunda gratitud, Pablo reconoce a quienes lo acompañaron en su proceso: sus padres, docentes, compañeros, y en especial a los decanos Enrique Arias Castaño y Valentina Kallewaard Echeverri, junto con los equipos administrativos de ambas facultades que lo acogieron y formaron. “Siento gratitud infinita. La UTP me permitió aprender, crecer y trabajar al mismo tiempo. No todos tienen esa oportunidad y yo la valoro muchísimo”, añadió con orgullo.
Al hablar de su futuro, Pablo tiene un propósito claro: “Quiero seguir en la UTP. Seguir acompañando a las facultades y hacer una maestría en esta misma universidad. Amo enseñar y quiero investigar más sobre la docencia”.
Hoy, con toga y birrete, Pablo no solo celebra el cierre de una etapa académica, sino el inicio de nuevos caminos vinculados al compromiso con la educación superior pública. Su historia es reflejo de que en la UTP, “Todo Tiene Que Ver Contigo”, y que con entrega, empatía y vocación, es posible construir trayectorias significativas para transformar el entorno.