Con una energía que parece inagotable y una sonrisa que transmite confianza, Gustavo Moreno Bañol se ha convertido en una figura entrañable dentro de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP). Nacido en Riosucio, Caldas, este Licenciado en Educación Física, Recreación y Deporte, llegó a la institución gracias a la sugerencia de un amigo que le habló de una convocatoria. Desde entonces, su historia con la UTP ha sido una travesía de crecimiento profesional, servicio educativo y profundo compromiso humano.





Llegar a la UTP: un nuevo comienzo
Para Gustavo, llegar a la UTP significó ingresar a una cultura diferente, vibrante, impregnada de pereiranidad, como él mismo la describe. Fue testigo directo de las transformaciones del programa de Ciencias del Deporte y la Recreación, de la universidad y de la misma ciudad. Algunas de sus iniciativas, gestadas en el ámbito académico, han llegado incluso a instancias como el Concejo de Pereira y la Asamblea de Risaralda, evidenciando el alcance de su pensamiento y acción educativa.
Gustavo no se ha limitado a su formación inicial. Su trayectoria académica refleja su interés por la interdisciplinariedad: cursó una maestría en Desarrollo Humano, que le ha permitido integrar temas como la administración del talento humano en los procesos curriculares, y actualmente adelanta un doctorado en Ciencias Ambientales.
“Ciencias del Deporte y la Recreación se miran de frente con la sostenibilidad. Tenemos mucho contacto con la naturaleza y creo que ese debe ser un tema transversal en la formación de nuestros muchachos”, afirma con convicción.
La docencia como vocación de vida
Gustavo Moreno habla con entusiasmo cuando se refiere a su labor docente. Le emociona acompañar a los estudiantes desde el primer semestre, ser testigo de sus sueños y ayudarlos a construirlos.
“Particularmente, ser docente me encanta. Siempre solicito el curso de primer semestre porque disfruto guiar a estos jóvenes que apenas empiezan a diseñar sus proyectos de vida”, señala.
Para él, ser profesor en Ciencias del Deporte y la Recreación implica trabajar con personas y para las personas, una labor que requiere pasión, empatía y vocación de servicio.
“El primer reto pedagógico que tenemos es la pedagogía del amor por lo que hacemos”, reflexiona.
Instantes de felicidad en el aula y más allá
Cada jornada en la universidad es una celebración. El contacto con los estudiantes, el reconocimiento al programa, los logros colectivos como la acreditación internacional con México y los intercambios académicos son, para Gustavo, fuentes constantes de satisfacción. Sin embargo, guarda con especial aprecio tres momentos determinantes:
- Su ingreso a la UTP, una oportunidad que valora profundamente.
- El primer proyecto con impacto social, realizado junto a la Gobernación de Risaralda y Comfamiliar, enfocado en niños con necesidades especiales.
- Su nombramiento como docente de planta, luego de obtener el puntaje más alto en un concurso nacional.
“Uno a veces no dimensiona lo que significa estar aquí. Para muchas personas, ingresar a la Universidad es un sueño. Yo tengo el privilegio de vivirlo todos los días”, asegura con emoción.
También hay cicatrices
No todo ha sido alegría en su camino. Gustavo recuerda con dolor la pérdida de su compañero Diego Durango, desaparecido durante una salida de campo al Parque Nacional Natural Los Nevados.
“Fue un golpe muy fuerte para nosotros y para su familia”, expresa con voz entrecortada.
A lo largo de sus 28 años en la UTP, también ha enfrentado la tristeza de perder a varios estudiantes, algunos de ellos con un futuro brillante por delante. Estas experiencias, aunque dolorosas, han reafirmado su convicción de que la docencia es también un acto de humanidad.
La UTP: un proyecto de vida
Para Gustavo, la Universidad no ha sido solo un lugar de trabajo. Es un espacio que le ha permitido realizarse como ser humano, como educador y como ciudadano.
“La UTP me ha dado todo. Ha sido un proyecto de vida emocionante y vertiginoso. He podido ser feliz a través de lo que hago, con el apoyo de mi familia, mis amigos y mi entorno”, afirma.
Más allá de los títulos, las clases o los proyectos, su verdadera pasión ha sido acompañar procesos de vida, ver crecer generaciones, formar profesionales comprometidos con su realidad.
Con una trayectoria cargada de aprendizajes, Gustavo Moreno Bañol es, sin duda, un ejemplo de cómo el servicio y la educación pueden trascender las aulas, dejando huella en quienes tienen el privilegio de cruzarse en su camino.