La Universidad Tecnológica de Pereira es escenario de múltiples historias de transformación personal. Una de ellas es la de Luis Alberto Rojas Franco, actual líder de Gestión Social de la Vicerrectoría de Responsabilidad Social y Bienestar Universitario, cuya trayectoria es un ejemplo de superación frente a las adversidades y de cómo la educación puede convertirse en el camino para alcanzar los sueños.



Oriundo de Chinchiná, Caldas, y con una fuerte vocación social desde muy joven, Luis Alberto llegó a la UTP motivado por un amigo que le habló de un programa que se asemejaba a sus intereses: Ciencias del Deporte y la Recreación. Luego de iniciar estudios en otra institución gracias a una beca por liderazgo comunitario, decidió trasladarse a Pereira para emprender un nuevo camino. Lo que no imaginaba era que ese trayecto estaría lleno de desafíos que pondrían a prueba su voluntad y determinación.
Inicios marcados por la necesidad y la voluntad de aprender
Durante sus primeros semestres, Luis Alberto enfrentó múltiples dificultades económicas. Para sostenerse, trabajó como vigilante, instructor de karate, cuidador de parque y monitor de natación, mientras continuaba con sus estudios.
“Mi madre me empacaba arroz con huevo y una botella de aguapanela en un frasco de Chocolisto para el almuerzo. A veces no comía hasta las tres o cuatro de la tarde”, recuerda. Vivía en Chinchiná y viajaba diariamente a Pereira, lo que implicaba un esfuerzo adicional para cumplir con sus clases y compromisos laborales.
En medio de esas dificultades, encontró apoyo en el entonces capellán de la Universidad, Padre Jairo Montoya, quien no solo le brindó orientación espiritual, sino que también lo ayudó a vincularse laboralmente con la institución. Gracias a su experiencia como karateca, Luis Alberto fue acogido por el coordinador de deportes de la época, Waldino Castañeda, como instructor.
“Me dijeron que cuando tuviera 20 personas entrenando, me pagarían. Llené la universidad de papelitos promocionando el grupo y logré los inscritos. Así empezó la primera monitoría social en la UTP”, relata con orgullo.
Dormir para estudiar
En otra etapa difícil, y tras perder su empleo en una escuela de natación, se vio obligado a buscar un lugar donde dormir. Fue entonces cuando una mujer que cuidaba un parque cercano al INEM le ofreció resguardo a cambio de vigilancia. “Dormía en un kiosco sin ventanas, con un colchón encima, un bate en la mano y un perro al lado”, cuenta. Con apenas 22 años, enfrentaba la intemperie para no abandonar su sueño de estudiar.
Más adelante, cuidó propiedades en proceso de embargo y una casa familiar, fue vigilante nocturno en el edificio El Virrey y monitor de natación en el día. Durante ese tiempo, pasaba fines de semana enteros sin dormir, combinando jornadas laborales con su compromiso académico.
Construyendo oportunidades desde el bienestar
Lejos de rendirse, Luis Alberto transformó sus experiencias en motivación para servir a otros. Su recorrido en la UTP no solo se consolidó con la obtención de su título profesional, sino también con su aporte institucional a los procesos de bienestar. Fue el primer coordinador del Club de la Salud, participó en la transformación de Bienestar Universitario en Vicerrectoría, fundó el Observatorio Social de la Vicerrectoría de Responsabilidad Social y Bienestar Universitario y fue parte del equipo fundador del Centro de Desarrollo Infantil, Utepitos.
Hoy, desde su rol en la Vicerrectoría, Luis Alberto acompaña a estudiantes que enfrentan dificultades similares a las que él vivió. Su historia, lejos de ser una excepción, es un reflejo del espíritu de lucha que caracteriza a muchos miembros de la comunidad universitaria.
“Represento a aquellos que creen en la educación como herramienta de transformación. Hoy, al otro lado del escritorio, intento ser para otros esa mano amiga que un día me ayudó a mí”, afirma.
Un legado de humanidad y compromiso
La Universidad Tecnológica de Pereira reconoce en Luis Alberto Rojas Franco no solo a un funcionario comprometido, sino a un egresado ejemplar cuya historia de vida inspira a toda la comunidad universitaria. Su recorrido evidencia el valor del esfuerzo, la solidaridad y la formación con sentido humano, pilares que definen la misión institucional.