En un aula que se llena de risas, gestos y emociones, un grupo de estudiantes de Atención Prehospitalaria (APH) en la Universidad Tecnológica de Pereira se transforma. No son solo futuros paramédicos; son actores, comunicadores y, sobre todo, seres humanos que comprenden que salvar una vida es también saber hablar, conectar y sentir.



El colectivo Poleka kasue, con más de diez años de historia en la Facultad de Ciencias de la Salud, es mucho más que un grupo teatral: es un espacio donde el arte se convierte en una herramienta vital para la formación de profesionales integrales.
Las emociones también salvan vidas
Johana Andrea Méndez Timana, docente del programa, lo explica con entusiasmo: «Nosotros trabajamos las emociones a través del arte, no solo para el desarrollo personal, sino para formar pacientes simulados que permitan a nuestros estudiantes enfrentarse a situaciones reales en su práctica profesional.»
El proyecto, que se ha fortalecido después de la pandemia, ha sido un respiro para muchos. A través del teatro, los estudiantes canalizan sus propias emociones, pero también se entrenan en la interpretación de patologías y casos clínicos.
«Es un aprendizaje mutuo, no solo para los estudiantes, sino para nosotros como docentes,» agrega Méndez.
Comunicación y empatía en cada encuentro
Cada reunión de Poleka kasue tiene un propósito. Desde representar pacientes con diversas condiciones médicas hasta montar obras de títeres para sensibilizar sobre el medioambiente en el Jardín Botánico.
«Si bien necesitamos la comunicación para poder atender una emergencia, también debemos aprender a gestionar nuestras propias emociones,» enfatiza la docente.
El proceso de formación de estos pacientes simulados es un camino sin tiempos exactos. «Hay quienes logran meterse en el personaje de inmediato, pero otros necesitan tiempo para comprender las vivencias que representan,» comenta Méndez.
Más que un grupo, una red de apoyo
Poleka kasue no está solo en esta misión. Hace parte de los grupos de extensión de APH, junto con iniciativas como APH Humana Bombero Emocional.
«Nos preparamos para atender a nuestros propios compañeros, pero también a docentes y administrativos que lo necesiten. A veces, una intervención oportuna puede hacer la diferencia,» explica la docente.
Con cada representación, cada ensayo y cada historia contada en escena, estos estudiantes demuestran que la atención prehospitalaria es mucho más que conocimiento técnico: es saber mirar al otro con empatía, escuchar con atención y actuar con sensibilidad.