En un notable avance dermocosmético, el grupo de investigación Oleoquímica de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP) trabaja en el desarrollo de un producto innovador con efecto fotoprotector, que promete transformar un humilde capullo de gusano en una oportunidad de alto valor añadido para el cuidado de la piel.

Hace aproximadamente 20 años, la profesora Gloria Edith Guerrero llegó a la UTP y, desde entonces, ha forjado una trayectoria repleta de aprendizajes y desafíos. Fue entonces cuando fundó el Grupo de Investigación Oleoquímica, impulsando la primera línea de investigación orientada al aprovechamiento de los subproductos de la sericultura. Con el tiempo, esta iniciativa permitió alcanzar avances significativos en la investigación aplicada y obtener tres patentes, demostrando que, en ocasiones, hasta los desechos pueden convertirse en verdaderos tesoros científicos.

Actualmente, con el respaldo de una convocatoria de MinCiencias, el equipo se ha propuesto un ambicioso proyecto: desarrollar un producto dermocosmético nanoestructurado que combine el extracto del capullo del gusano de seda con otros compuestos naturales patentados, en colaboración con la empresa DreemBio de Bogotá. El objetivo es diseñar una fórmula que, además de ofrecer propiedades fotoprotectoras, inaugure una nueva era en la comercialización de productos de cuidado personal. Quién iba a imaginar que un capullo de gusano podría ser la clave para combatir los efectos nocivos del sol, demostrando que la naturaleza siempre tiene sorpresas reservadas para quienes se atreven a explorarla.

La profesora Guerrero comenta:
“Desde el inicio hemos buscado darle valor agregado a los subproductos del gusano de seda, diversificando su uso y encontrando aplicaciones con alto potencial industrial y comercial. Este nuevo proyecto nos permite dar un paso más hacia la comercialización de un producto innovador”.
Sus palabras reflejan el compromiso inquebrantable del grupo con la investigación aplicada y la innovación, a pesar de los desafíos habituales, como la obtención de recursos. Sin embargo, la colaboración con otras instituciones y el trabajo en red han sido clave para superar estos obstáculos, mostrando que la sinergia entre academia e industria puede abrir caminos insospechados.

Además de sus aportes en investigación, el grupo Oleoquímica ha contribuido significativamente a la formación de futuros profesionales en áreas como Tecnología Química, Química Industrial y Maestría en Química, mediante proyectos de investigación aplicada. Las tres patentes obtenidas anteriormente son testimonio de una gestión que convierte residuos en productos con alto valor, encarnando los principios de la economía circular.

Este ambicioso proyecto no solo marca un hito en la trayectoria del grupo, sino que también abre la posibilidad de generar un impacto real en el mercado dermocosmético. Con la expectativa de obtener resultados prometedores y un análisis de viabilidad favorable por parte de su aliado empresarial, la profesora Guerrero y su equipo se preparan para definir los próximos pasos, que podrían transformar la industria y consolidar una alternativa innovadora en el cuidado de la piel.

En definitiva, el trabajo del grupo Oleoquímica es un ejemplo inspirador de cómo la ciencia, la tecnología y la visión de futuro pueden convertir pequeños capullos en grandes oportunidades, reafirmando el compromiso con la innovación y el desarrollo sostenible.