En una jornada cargada de emociones y recuerdos, la Universidad Tecnológica de Pereira rindió homenaje a seis figuras fundamentales que hoy emprenden su camino hacia un merecido retiro. Estas personas, con trayectorias de excelencia y un profundo compromiso con la educación, dejan una marca imborrable en la historia de la institución.
Julian Serna Arango, con 36 años dedicados a la Escuela de Filosofía y como director del Departamento de Humanidades, construyó un espacio donde la reflexión y el pensamiento crítico florecieron. Su liderazgo y pasión dejan una herencia invaluable en el ámbito humanístico de la universidad.
Omar de Jesús Montoya Suárez, tras 29 años de servicio en la Escuela de Tecnología Industrial, inspiró a generaciones de estudiantes a mirar la innovación tecnológica como una herramienta para transformar el mundo con responsabilidad y ética.
Carlos Danilo Zapata Valencia, durante 33 años, entregó su vida profesional al Programa de Ciencias del Deporte y Recreación. Fue decano encargado de la Facultad de Ciencias de la Salud y director del programa en distintos periodos, dejando un legado de liderazgo y promoción de la vida saludable.
Andrés Alberto Duque Nivia, con 31 años en la Facultad de Ciencias Ambientales, destacó como director de laboratorios y del Instituto de Investigación, además de liderar el Departamento de Ciencias Básicas Ambientales. Su trabajo, centrado en el cuidado del medioambiente, seguirá siendo una guía para futuras generaciones.
Carlos Mario Zapata Gallego, tras 17 años de dedicación en el Departamento de Matemáticas, se distinguió como un maestro que no solo transmitió conocimientos, sino que cultivó en sus estudiantes el amor por los números, la lógica y la resolución de problemas, pilares fundamentales de cualquier disciplina científica.
Luis Eduardo Gómez Escobar, con 35 años en la sección de mantenimiento y apoyo logístico, se convirtió en una figura clave en el funcionamiento diario de la universidad. Su dedicación y compromiso silencioso son testimonio de la importancia de cada pieza en el engranaje institucional.
El acto estuvo lleno de anécdotas, aplausos y emociones que reflejaron el cariño y el respeto de toda la comunidad universitaria hacia estos grandes profesionales.
Aunque hoy cierran un capítulo de sus vidas, su legado continuará en los pasillos, aulas y corazones de quienes tuvieron la fortuna de aprender de ellos y trabajar a su lado.