En la Universidad Tecnológica de Pereira, el semestre culminó con un evento que celebró la creatividad, el esfuerzo y el aprendizaje en las aulas: la presentación de dos cortometrajes realizados por estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación. Este proyecto, que articula las asignaturas de Cine, Laboratorio Audiovisual y Guión Cinematográfico, se concibe como un espacio donde los futuros docentes trascienden la teoría y exploran el lenguaje cinematográfico como una herramienta para narrar, sentir y educar.
El profesor Jaime Andrés Ballesteros, quien lidera este esfuerzo pedagógico, explicó que estas iniciativas van más allá de producir material audiovisual: “Es un proceso de aprendizaje integral. Los estudiantes no solo desarrollan propuestas cinematográficas, sino que también fortalecen habilidades blandas como la gestión de emociones y la resolución de conflictos. Estas experiencias los preparan para su futura labor como docentes, donde es crucial saber cómo manejar la frustración, la satisfacción y otros sentimientos frente a sus alumnos”.
Un laboratorio de aprendizaje colaborativo
El evento representó la culminación de un semestre de trabajo conjunto entre estudiantes y docentes, quienes diseñaron un entorno de aprendizaje que integre distintas disciplinas. “Nos unimos para crear un espacio donde convergen conocimientos de diferentes aulas. Las historias surgen en la clase de guión cinematográfico, mientras que la exploración técnica se da en el laboratorio audiovisual, y el enfoque narrativo se afina en la asignatura de cine”, explicó el profesor Ballesteros.
La facultad ha respaldado este esfuerzo mediante inversiones significativas en equipos audiovisuales, adquiridos a través de proyectos como PARCE. Cámaras, luces y otros implementos se complementan con los aportes de los estudiantes, quienes gestionan elementos como vestuario, atrezo y maquillaje. Esta colaboración refleja cómo el cine puede ser un esfuerzo colectivo donde convergen recursos académicos y personales.
Dos miradas, un solo propósito
Durante la presentación, el público disfrutó de dos cortometrajes. El primero, un drama intergeneracional, explora las tensiones entre jóvenes y adultos mayores en un espacio compartido. El segundo, una obra de carácter psicológico, aborda la culpa
desde una perspectiva intimista. Este último fue creado por un equipo reducido de estudiantes, lo que enfatiza su naturaleza introspectiva.
“Ambos productos son reflejo del compromiso y la organización de los equipos. Una película fue realizada por un grupo numeroso, mientras que la otra surgía de un colectivo más pequeño, pero igual de apasionado”, destacó Ballesteros.
La invitación a vivir el cine
Al cierre del evento, el profesor hizo un llamado a la comunidad universitaria para valorar el cine como una narrativa que une intelecto y cuerpo: “Infortunadamente, a veces se prioriza lo intelectual sobre lo orgánico en los espacios académicos. Sin embargo, pensar y narrar el mundo requiere de esta unión. Estas realizaciones permiten leer y expresar la realidad desde una perspectiva sensible y educativa”.
Este tipo de actividades no solo enriquecen la formación de los estudiantes, sino que también invitan a la comunidad a reflexionar sobre el poder del cine como herramienta pedagógica y transformadora.