Éver Peña Gómez, recién graduado del Doctorado en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira, representa el esfuerzo, la pasión y la constancia. Nacido en Norcasia, Caldas, Éver ha dedicado gran parte de su vida a explorar las profundidades de la filosofía y la literatura, llevando su amor por estas áreas hasta su máximo nivel académico.
“Siempre me incliné por la literatura”, afirma con emoción. Su carrera comenzó en la Universidad de Caldas, donde obtuvo su Licenciatura en Filosofía y Letras, para luego continuar su formación académica en la UTP, con la realización de la maestría y, más adelante, el doctorado en Literatura. Su recorrido no ha estado exento de dificultades, pero su convicción en el valor de las humanidades fue su motor, “la literatura es algo muy amplio y bonito. La gente a veces se pregunta para qué sirve estudiar filosofía o literatura, pero estas áreas no buscan respuestas, promueven emociones, sensibilidades, discursos», reflexiona Éver con profunda convicción.
Durante su proceso académico, dedicó sus estudios a la obra de Roberto Arlt y José Antonio Soria Lizarazo, dos autores que marcaron su investigación, “a Roberto Arlt le dediqué mi trabajo de maestría y también mi tesis doctoral”, cuenta, añadiendo también que la obra de Soria Lizarazo representa una fuente inagotable de inspiración y aprendizaje, ya que reflejan las realidades, los sueños y las luchas de una sociedad en constante transformación, “leer a nuestros autores es descubrirnos a nosotros mismos». Éver ha demostrado que la literatura no es solo un pasatiempo, sino una herramienta poderosa para transformar y enriquecer la visión del mundo.
A pesar de las dificultades económicas y la complejidad del proceso, Éver nunca desistió, “fue un camino espinoso, pero lindo”, dice al recordar los momentos más retadores de su formación. Completó tanto la maestría como el doctorado con recursos propios, un camino que le tomó varios años pero que al final logró culminar con orgullo.
Uno de los momentos más difíciles fue enfrentarse al «muro» de la creación literaria “hay un punto en el que no sabes cómo avanzar, sientes que no puedes encontrar la ruta para hilar los capítulos de tu tesis”, comparte Éver, reconociendo que la frustración puede ser parte del proceso creativo. Sin embargo, gracias al apoyo de su familia y su amor por la literatura, logró culminar con éxito su doctorado, con el profesor Rigoberto Gil Montoya como su director de tesis.
Con lágrimas en los ojos y una profunda emoción, Éver mira hacia el pasado y se dirige a su yo joven con palabras llenas de amor mencionando “que va por el camino indicado, que no desista, aunque la gente le pregunte para qué sirve estudiar filosofía o literatura. Al final, todo estará bien recompensado”.
Hoy, Éver Peña Gómez, es docente de primero de primaria en un colegio de Chinchiná, logró culminar sus estudios alcanzado el máximo logró universitario. A quienes siguen en el camino de la educación, les deja un mensaje lleno de esperanza y sabiduría: “el proceso es arduo, a veces complicado, pero lo más importante es no desistir y disfrutarlo. No importa cuánto tiempo tome, lo esencial es no perder el espíritu curioso. Al final, es un viaje que vale la pena”.