La UTP ha desarrollado programas académicos que le apuntan a darle sostenibilidad y sustentabilidad a las labores agrícolas, agroindustriales y forestales en Colombia, como una forma de generar desarrollo.

Sólo en el departamento de Risaralda, el 90 por ciento de los predios rurales productivos tienen una extensión de entre 1 y 3 hectáreas, es decir, están en manos de pequeños productores. Una radiografía regional que refleja la realidad nacional que evidencia el hecho de que en el campo no podemos competir por cantidad de producción, sino por calidad y valor agregado.

Esta es la razón principal por la que la Universidad Tecnológica de Pereira le apuesta a programas académicos únicos en Colombia, enfocados en la producción como la tecnología en producción forestal y la tecnología en producción hortícola formando tecnólogos capaces de implementar acciones de manejo y aprovechamiento planificadas en cadenas agroproductivas, agroalimentarias y forestales que garanticen el uso sostenible de los recursos, aumentando la productividad y competitividad del sector.

Por otro lado, programas como Ingeniería en Procesos Agroindustriales e Ingeniería en Procesos Sostenibles de las maderas le apuestan a la transformación y el valor agregado de las cadenas productivas de los productos colombianos enfocados hacia los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que permitan dinamizar e innovar en el sector.

Según lo analizó la decana de la facultad de Ciencias Agrarias de la UTP, Lina María Suárez, “como país tenemos una tradición enorme en la producción de comodities o en la producción de materias primas, lo cual es bueno, pero estamos perdiendo una gran parte que es el valor agregado que podemos darle a todo lo que producimos y que es donde en realidad están las ganancias. Un ejemplo claro de esto son los chocolates suizos. Suiza se caracteriza por sus chocolates, sin embargo, ellos no tienen sembrada ni una sola planta de Cacao. Ellos lo que hacen es comprar lo que se produce en países como Ghana, Colombia o Ecuador realizan procesos de transformación, para que al final, sean ellos quienes gozan de la fama y la ganancia, mientras los reales productores reciben solamente un porcentaje pequeño por el esfuerzo en la producción. Entonces, desde ese punto de vista, la tecnificación, la agregación de valor y entender el mercado, es fundamental para mejorar las condiciones de vida de nuestros campesinos. Así, en vez de salir del campo a buscar oportunidades, podremos encontrar desarrollo personal en las zonas rurales”.

Recordemos que cuando se habla de agroindustria y de ciencias agrarias, es un área del conocimiento que aprovecha los recursos naturales de nuestro país no sólo para alimentación sino para vivienda, vestido, soluciones logísticas que tiene un componente humano y cultural muy importante en Colombia, por lo que la formación integral que se pueda brindar desde instituciones como la UTP, hacen la verdadera diferencia, especialmente cuando hablamos de un campo que requiere profesionales capacitados y con visión de negocio respondiendo a las dinámicas del mercado actuales y que actualmente está envejecido porque ha frenado su relevo generacional.

“Tenemos en ese momento muchísimos problemas. Aunque tenemos gente muy comprometida y que ama el campo, son personas a las que les ha tocado muy duro, que desafortunadamente, han convertido el campo en un castigo. Esas expresiones comunes que indican que ‘se portan bien o lo mando para la finca’ o ‘estudie para que no le toque tan duro como a mí’, han hecho que finalmente los jóvenes opten por migrar o por alejarse del campo. Por eso queremos tecnificar, para que los jóvenes vuelvan al campo. Este es uno de los muy pocos países en el mundo donde el que el campo se asocia con pobreza, cuando el potencial de desarrollo de un país siempre está ligado a sus recursos y a la productividad que se tenga, por ejemplo, tenemos 59,8 millones de hectáreas bosques naturales, una frontera agrícola de 34.4% que puede ser aprovechada. Si lo vemos desde ese punto de vista, Colombia tiene un potencial enorme de recursos natural y humano”, reiteró la decana Suárez.

Profesionalizarse para manejar nuestros recursos naturales, puede convertirse en una forma de vida digna y responsable. Vivir de la tierra, no solamente es posible, sino que puede ser rentable.

Justamente al respecto de esto, el docente de la misma facultad, Jorge Quintero explicó que la capacitación y profesionalización del campo, es una forma de comprender la ventajas que trae producir de forma sostenible y rentable, “ las cantidades que se pueden producir en predios tan pequeños como los que hay en Colombia, difícilmente nos van a ubicar en un renglón importante de la economía mundial como productores de comodities, cuando tenemos países con áreas muchísimo más grandes que pueden entrar directamente a competir por cantidad, además de que los márgenes de ganancia realmente son muy pequeños, es aquí donde el valor que se puede dar transformando los productos, supera con creces lo que se puede ganar produciendo más”.

Por eso la invitación de la UTP a la comunidad en Colombia es apostarle al renglón más importante de la economía colombiana, a través de la profesionalización en carreras de pregrado:  Tecnología en Producción Forestal, Tecnología en Producción Hortícola, Ingeniería en Procesos Agroindustriales e Ingeniería en Procesos sostenibles de las Maderas y post grado.  En estudios de posgrado como Maestría en Agronegocios del Café o la Maestría en Desarrollo Agroindustrial, que le apuestan a la al desarrollo y dinamización económica, social y ambiental del país.