Andrés Duque, es Biólogo y profesor titular en la Universidad Tecnológica de Pereira, al tiempo que es Director Ejecutivo de la Fundación Salado de Consotá-Patrimonio Histórico y Cultural de Pereira. En Campus Informa nos cuenta qué es El Salado de Consotá y cuál es el propósito de la Fundación que lleva su nombre.  

¿Qué es El Salado de Consotá?

El Salado de Consotá es un hallazgo arqueológico de gran interés, que se dio en el año 2003, de una fuente de agua salina y un horno para extraer la sal, a orillas del río Consotá y en la vecindad de la Universidad Tecnológica de Pereira. En este sitio se ha documentado fragmentos y actividad humana con una datación mediante el carbono de cerca de 10.400 años.

El hallazgo o “redescubrimiento del sitios se debe al geólogo alemán Mijael Tistil, asesor de la Oficina de Cooperación Alemana, que apoyó la conformación de la Facultad de Ciencias Ambientales. Conla curiosidad de Mijael y por su cuenta e iniciativa durante un buen tiempo le siguió la pista a lo que concluiría en 2003 con el hallazgo del horno y el ojo de sal. El Instituto Colombiano de Antropología e Historia, declaró el área del Salado como Bien de Interés Cultural (2004). En 2019, con la expedición del Decreto 138 las «Zonas de influencia Arqueológica» y «Bien de Interés Cultural del Orden Nacional» de tipo arqueológico como el Salado de Consotá pasaron a ser áreas arqueológicas protegidas, de las cuales hay 23 en el país.

A partir de los trabajos de Mijael y con la participación del Decano Samuel Ospina, de la Facultad de Ciencias Ambientales, los colegas del Laboratorio de Ecología Histórica y Patrimonio Cultural, que orienta el antropólogo Carlos Eduardo López, se han realizado investigaciones, actividades, eventos y gestiones para la conservación del área arqueológica protegida. Junto a los investigadores, la Rectoría y la Vicerrectoría de Investigaciones han conformado un equipo de trabajo alrededor de la Fundación Salado de Consotá.

La Fundación Salado de Consotá

La Fundación Salado de Consotá es una organización sin ánimo de lucro, conformada por la Alcaldía de Pereira y la Universidad Tecnológica de Pereira, con el propósito unir esfuerzos y buscar recursos para la protección del área de importancia arqueológica y ambiental y el desarrollo de programas de investigación y apropiación social del conocimiento. A futuro se busca contar con una especie de parque-museo, que integre elementos y conceptos que entrelazan geología, antropología, biología e historia desde tiempos pasados hasta el actual paisaje cultural cafetero y la historia de poblamiento de Pereira. De ahí que como lo indica su nombre, la fundación busca la conservación del patrimonio histórico y cultural de Pereira.

¿En qué proceso vamos con la fundación?

Estamos avanzando para construir las condiciones mínimas que aseguren la conservación del área y su aprovechamiento dentro de las condiciones especiales que implica ser un área protegida desde el punto de vista de la cultura y las condiciones ambientales. Hemos venido realizando actividades de divulgación y elaboración de contenidos temáticos, participamos en la actualización del Plan de Manejo Arqueológico, el cual establece lineamientos y condiciones para el uso e intervención en el área. Este plan debe ser aprobado por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH). Lo anterior implica una coordinación con relación al plan de ordenamiento territorial, las acciones de protección de los sitios arqueológicos y la creación de condiciones para su apertura al público en un futuro. En resumen: desde la Fundación apoyamos todas las actividades asociadas al salado de Consotá, como Área Arqueológica Protegida.

¿Qué se sabe de la época en que se registran los primeros pobladores en el área?

Los grupos humanos dejamos innumerable evidencia en los espacios habitados. En el salado de Consotá se ha estudiado, además del horno y el “ojo de sal”, fragmentos de cerámica e instrumentos líticos (de piedra) y otros elementos, evidenciando presencia humana desde al menos 10,376 años. Los indígenas aprovechaban las fuentes salinas desde antes de la llegada de los españoles, Luego del siglo XVI, se fundaron pueblos alrededor de las salinas. Después de 1819, se abrieron nuevos caminos y se reactivó la explotación de la sal, que siempre representó una actividad económicas de importancia en todas las épocas de la historia. Al final del siglo XIX, se considera que decayó el interés de estos salados debido al menor costo y mayor eficiencia en la explotación de la mina de sal de Zipaquirá. Se dice que, a comienzos del siglo XX, aún se explotaba en el sitio del Consotá.

El salado de Consotá representa una oportunidad para reivindicar los ambientes y las culturas asociadas a las manantiales salinos, salvaguardar el patrimonio material e inmaterial, al tiempo que difundir la memoria histórica de la ciudad, sus ríos y su gente, mediante la investigación y la apropiación social del conocimiento.

 Fotos autoría del «Laboratorio de Ecología Histórica y Patrimonio Cultural UTP».