imagen«A mi me gusta la Universidad, es viva, activa y cambiante»,  afirma la Ing. Civil, Gloria Grajales López, del equipo de Gestión Estratégica del Campus.

  • La profesional relata apartes de la evolución en desarrollo físico al interior del campus en las dos últimas décadas.

“A mí me gusta la universidad, es viva, es activa y cambiante en todos sus aspectos…es un campus hermoso, hay una conciencia absoluta que se debe conservar. Ha avanzado en el desarrollo físico en donde se tiene en cuenta al usuario a la hora de dar soluciones para que la gente se sienta cómoda y eso es bueno… la Universidad es una maravilla”.

Así con profundo orgullo, la ingeniera civil Gloria Grajales López, integrante del equipo de Gestión Estratégica del Campus de la Oficina de Planeación, describe la evolución del campus de la Universidad Tecnológica de Pereira, que vive y siente a diario desde hace 21 años, cuando llegó como dice de manera provisional para apoyar el equipo de infraestructura de la Oficina de Planeación, luego del terremoto que estremeció al eje cafetero en 1999.

Y sí, se quedó, y en estos años ha visto esa transformación que inició después del 25 de enero de 1999, y como manifiesta dio paso a un crecimiento en el desarrollo físico de la Universidad, no tan acelerado como en los últimos años bajo la administración del rector Luis Fernando Gaviria, “con la llegada del Rector Gaviria, se ha hecho una gestión grande en recursos para infraestructura que se han gestionado recursos para diferentes proyectos”.

Así en una charla, cuenta que dar sus primeros pasos en la carrera como ingeniera en 1987, no fue fácil llegar a trabajos de construcción (en obra) porque no eran sitios muy adecuados para las mujeres, que estaban más en labores de oficina, y ella quería trabajar en una central hidroeléctrica. Aunque no lo logró en ese momento y le costó un poco, se abrió y trabajando en diversos proyectos recorriendo medio país: Cartago, Montería – donde vivió muchos años- Alcalá, San Andrés, Quibdó -donde le tocó echar pala- y hasta Arauca, antes de aterrizar en la UTP.

Hoy, afirma quedaron atrás los paradigmas que las mujeres no eran muy adecuadas para estar en ese escenario, y agrega que, en la UTP, nunca ha sentido esa situación. De hecho, recuerda que en una oportunidad eran más las mujeres en el área de infraestructura física que hombres.

Cuando llegó a la Universidad era relativamente pequeña, “creo que eran unos 4 mil estudiantes en ese momento. “Entré en una coyuntura de infraestructura por el terremoto de 1999, allí la Facultad de Bellas Artes que quedaba junto a la Gobernación se dañó tanto que tuvieron que demolerla. Con los recursos del Fondo para la Reconstrucción del Eje Cafetero, Forec, que si mal no recuerdo eran entre 11 y 12 mil millones de pesos, se construyó el edificio que hoy tiene la facultad (Bellas Artes) y la Escuela de Música, pero también se hizo reforzamiento de los edificios Administrativo, Sistemas, Mecánica e Industrial”.

“Donde está hoy Bellas Artes era una zona boscosa y quedaba lejísimos del Edificio Administrativo (1). Allí estaba la cancha “Las Canarias” donde la gente aprendía a manejar”, agregó

Además de participar en este proyecto, a lo largo de estos 21 años, que dice que han pasado volando ha intervenido de manera directa en varias obras, como el complejo del bloque 13, edificio Interadministrativo, los edificios del CIDT, Formación Avanzada y el puente de conexión a esa zona (en lo que antes era el Liceo Pereira); las piscinas, el edifico anexo a Mecánica y de manera indirecta en buena parte de las obras, porque asegura que por la dinámica del equipo de la Oficina de Planeación y la Universidad están por los “laditos” aportando en los otros proyectos.

“El desarrollo físico se dio por necesidad, hemos crecido enormemente en área construida y sobre todo en la solución a necesidades en diferentes aspectos como en la zona deportiva del área sur, que cuenta hoy con cancha vóley playa, fútbol sintético, múltiples baloncesto y voleibol entre otros y ni que decir, las piscinas y todo lo logrado y lo que viene”.

Y finaliza diciendo “para mí es un privilegio haber llegado y estar en la UTP y creo que para quienes trabajamos en la universidad es un increíble trabajar en ese campus verde”. 

La ingeniera Gloria Grajales en el edificio 15 y de fondo el puente de conexión de ese sector del campus. En ambas obras participó.

 Nicolás Idárraga, quien fue el ingeniero residente de la obra del CIDT,

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Su pasión, los viajes aquí durante su visita a Kenia y Nairobi

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