El pasado viernes 16 de agosto de 2019, en el marco del XXXV Encuentro de La Palabra en Riosucio, Caldas, se presentó el libro titulado «Cinco siglos de historia de Riosucio (Caldas) con énfasis en la conformación del territorio», de autoría de Luis Javier Caicedo, y publicado por la Editorial de la UTP en la Colección «Maestría en Historia».

En el lanzamiento estuvieron presentes el director de la Maestría, el Dr. Jhon Jaime Correa, y el Dr. Sebastián Martínez Botero, ambos profesores de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UTP, además del maestrando en Historia Caín Contreras.

A continuación, se transcriben las palabras del autor con motivo de la presentación de su libro:

Riosucio, Caldas, 16 de agosto de 2019

Es un honor estar participando en el XXXV Encuentro de la Palabra y al mismo tiempo agradecerles que hayan abierto el espacio para esta presentación del libro “Cinco Siglos de Historia de Riosucio”.

Al mismo tiempo quiero agradecer a los profesores Jhon Jaime Correa, Sebastián Martínez y Caín Contreras, de la Maestría en Historia de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), por haberse desplazado hasta acá para este lanzamiento.

A la Alcaldía Municipal de Riosucio muchas gracias por haber patrocinado la investigación que hizo posible escribir el libro y gestionar su publicación. Lo primero en el gobierno de Abel David Jaramillo y lo segundo en el de Bernardo Arley Hernández. Este último también hace posible que hoy estén con nosotros la chirimía de la Comunidad de La Iberia del Resguardo Indígena Cañamomo Lomaprieta.

En fin, mi gratitud para todo aquellos que intervinieron en la publicación del libro que hoy estamos lanzando.

Yo no soy historiador. Vine a Riosucio en el año 2006 a asesorar al Resguardo de San Lorenzo en el saneamiento jurídico de su territorio, y en la medida que sus derechos estaban radicados en la Colonia, me vi en la necesidad de incursionar en la historia para poder defender sus derechos.

Este libro tiene que ver con el Plan Básico de Ordenamiento Territorial, pues la Alcaldía Municipal me encargó preparar el insumo histórico para su revisión y ajuste. De esta investigación y de otras que realicé en los resguardos indígenas pude sacar un resumen que es el que se presenta en este libro.

El libro está organizado por siglos para hacer evidente que el territorio de este municipio es muy antiguo, tanto que la fundación de pueblo hace 200 años no fue una creación nueva sino la unión de dos poblaciones que ya traían varios siglos de haber sido fundados: el Resguardo Indígena de Nuestra Señora de la Montaña en 1627 y el Real de Minas de San Sebastián de Quiebralomo en 1540.

Esta historia rebasa el horizonte temporal y de pueblos con que se acostumbra a ver la historia de Riosucio, y en este sentido aspira a que se comprenda un poco más cómo fue este proceso y porqué los resguardos tienen un lugar dentro del Municipio.

No se puede dejar pasar la ocasión para referirse al suceso de la fundación del pueblo. El Convenio de Unión de las dos parroquias se firmó el 28 de agosto de 1814 y el traslado efectivo se considera que es el 7 de agosto de 1819, fecha que marca sus aniversarios, siendo la mejor obra sobre dicha fundación “Tras las Huellas del Padre Bonafont”, escrita hace 25 años por don Álvaro Gartner, y que inexplicablemente este es el momento que continúa inédita.

Doscientos años después, es muy significativo, que el Resguardo Indígena de La Montaña no haya participado del Desfile del 7 de agosto, como protesta porque en sus tierras se fundó el pueblo, aceptándose la presencia de los quiebralomeños, a la que por 50 años venían resistiéndose.

Sea oportuno referirme en este punto a la peor versión sobre la fundación de Riosucio, que aparece en el proyecto de ley para el Bicentenario de Riosucio que presentaron al Congreso de la República dos honorables parlamentarios, que más bien son dos heraldos del Diablo, porque esta historia ya había sido corregida. En este proyecto se dice que los sacerdotes Bonafont y Bueno fundaron las dos parroquias y que “las dos parroquias fundadas, de Quiebralomo y de la Montaña, cada una con su propio templo y sus terruños, fueron divididas por una imagen de Jesucristo. Esta estatua se cambió por una de un diablo para desmotivar a los parroquianos de cruzar los linderos (…) La unificación se celebró con un carnaval con la imagen del Diablo, en honor a la estatuilla divisoria”. Prácticamente dice que el Diablo fue el fundador de Riosucio. ¿Quién va a aprobar una ley de honores a un pueblo fundado por el Diablo?

Esperemos que estos 200 años que apenas hace una semana se celebraron y esta versión 35 del Encuentro de la Palabra contribuyan a acercar posiciones en un pueblo que es de todos.

Muchas Gracias

Luis Javier Caicedo

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