El cierre de una etapa siempre llega acompañado de emociones profundas, y para Laura Sofía Correa, graduanda del programa de Ingeniería Eléctrica de la facultad de Ingenierías de la UTP este momento es la suma de alegría, orgullo y compromiso. Su título no solo representa años de estudio y esfuerzo, sino también un homenaje a quienes hoy la acompañan desde el cielo: su abuela y su padre, pilares fundamentales de su vida.

Quienes la conocen la llaman por cariño “Sofí”. Es una joven apasionada por el aprendizaje, amante de la lectura y del conocimiento, pero también una bailarina apasionada, integrante del grupo de Ritmos Latinos UTP, espacio que se convirtió en un refugio durante su paso por la universidad, “en el baile encuentro un espacio para mí, un lugar de tranquilidad, de pasión, de explorarme a mí misma”, cuenta Sofía, al recordar cómo el arte fue equilibrio en medio de la exigencia académica.

Su llegada a la Universidad Tecnológica de Pereira estuvo marcada por la incertidumbre. Durante su último año de colegio soñó con estudiar medicina, pero al no lograr ingresar, descubrió que servir a los demás no dependía de una sola profesión. Así encontró en la ingeniería eléctrica una nueva forma de aportar y transformar, “me di cuenta de que podía servir desde cualquier carrera que eligiera”, afirma.

Ese espíritu de servicio la llevó, además, a asumir un rol de liderazgo como representante estudiantil de su facultad durante dos años. No fue una decisión fácil, recién salía de la pandemia, conocía a pocas personas, pero eso no la detuvo, Sofía recorrió salones, presentó propuestas y se dio a conocer, “ser representante da mucho miedo, pero creo que las personas encontraron en mí una voz, y eso fue lo más importante”, recuerda.  Para ella el reto mayor durante su tiempo de representación estudiantil fue: equilibrar el estudio con la responsabilidad de representar y acompañar al estudiantado, pero también fue una de las experiencias más enriquecedoras de su vida universitaria.

Como mujer en una carrera históricamente masculinizada, Sofía enfrentó estigmas, pero también encontró redes de apoyo y sororidad en iniciativas como WIE, la IEEE y otros colectivos que promueven la participación femenina en las ingenierías, es muy bonito encontrarse con otras mujeres, esa solidaridad y ese compañerismo que enriquecen el proceso”, destaca.

Entre sus lugares más especiales de la U está el parque de los sapos, un espacio cercano a su facultad donde encontró calma, reflexión y risas compartidas con amigos. Hoy, al recibir su título universitario, sus emociones se mezclan, “me siento muy feliz, asombrada y también nostálgica… dejo una etapa muy bonita de mi vida, pero me voy con la certeza de que lo logré y me lo merezco”, expresa.

Este logro tiene un significado aún más profundo para ella, se lo dedica a su familia, especialmente a quienes ya no están físicamente, “mi papá y mi abuelita me acompañan desde el cielo, y este logro también es para ellos”, dice con gratitud, mientras también se lo dedica a su mamá y a su hermana, aunque distantes, las siente presentes en cada paso, así como a su pareja, quien la acompañó en todas las etapas del proceso.

El futuro llega con nuevos retos: un cambio de ciudad, la búsqueda de oportunidades y el sueño de continuar su formación académica. Para Laura Sofía Correa, graduarse de la UTP no es un final, sino el inicio de todo lo que aún queda por soñar.