La Universidad Tecnológica de Pereira celebra una graduación que trasciende los límites de una sola disciplina. Rodolfo Adrián Cabrales Vega, médico cirujano, profesor universitario y académico incansable, recibe su título de doctor en Literatura de la Facultad de Bellas Artes y Humanidades, coronando una trayectoria marcada por la curiosidad intelectual y el diálogo profundo entre la ciencia y las humanidades.





“Mí tesis de doctorado logra conciliar esos dos mundos, el cáncer y la literatura”, afirma Cabrales Vega, quien ha dedicado más de tres décadas de su vida a la docencia y al servicio universitario. Médico de formación, especialista en cirugía general y actual director de los posgrados médicos quirúrgicos de la Facultad de Ciencias de la Salud, su perfil rompe los moldes tradicionales de la academia al integrar saberes que, para muchos, parecen distantes.
Desde muy temprano, su vida estuvo guiada por una convicción clara. “Existen dos tipos de sed que nunca se sacian: la sed de dinero y la sed de conocimiento. Yo pertenezco a ese segundo tipo de personas”, señala. Esa sed lo llevó primero a la medicina, luego a la cirugía, pero no se detuvo allí. Su inquietud intelectual lo impulsó a incursionar en otros campos del saber, estudió Filosofía en la Universidad Santo Tomás, realizó una Maestría en Literatura y obtuvo un doctorado en Ciencias de la Educación, antes de culminar ahora este nuevo doctorado en Literatura.
Para Cabrales Vega, la medicina y la literatura no compiten; se complementan. Con una metáfora tomada de Anton Chéjov, lo explica con claridad: “La medicina ha sido como mi esposa y la literatura, como la amante”. En los libros encontró refugio, alivio para el espíritu y una visión de mundo distinta, una mirada del otro que, desde lo humano y lo sensible, enriquece la práctica científica. “Es una visión de mundo que muchos en el campo de la medicina no tienen el privilegio de acceder”, reflexiona.
Este logro académico también es una historia profundamente familiar. El doctor Cabrales Vega agradece a Dios y, de manera especial, a su familia: a Silvia, su compañera de vida, y a sus hijos Santiago y Juanita, quienes —en silencio y con paciencia— lo acompañaron durante todo su tránsito académico.
La Universidad Tecnológica de Pereira ocupa un lugar central en su historia. Alma máter, hogar académico y escenario de toda su trayectoria profesional y administrativa, la UTP fue, como él mismo lo expresa, “el trampolín a partir del cual he saltado a todos los otros mundos”. Desde la Facultad de Ciencias de la Salud, que considera su casa, recibió el respaldo institucional que hizo posible este recorrido interdisciplinar. A ello se suma el agradecimiento al decano y al equipo administrativo que lo han acompañado durante años.
Un reconocimiento especial lo dedica a su director de tesis, el doctor Rigoberto Gil Montoya, y a los profesores que, con sus enseñanzas, le mostraron que es posible abrir caminos entre lo científico y lo espiritual, entre el rigor académico y la sensibilidad humana.
La graduación de Rodolfo Adrián Cabrales Vega no sólo marca el cierre de un doctorado; simboliza la fuerza del conocimiento cuando se construye sin fronteras, demostrando que la ciencia y la literatura pueden encontrarse para ofrecer una comprensión más profunda de la condición humana.








